Publicidad y Análisis del Discurso. Un buen cóctel, se toma entre las estrellas. En su nueva propuesta, la marca Campari aparece rodeada de estrellas de cine y en el centro de una historia de intriga y seducción; y lo más importante, buenos tragos. En su presentación en la página web, la marca declara: “Campari ha sido siempre símbolo de intriga y placer en el mundo de los aperitivos. Su intenso aroma y su sabor inspirador lo convierten en una experiencia única y cautivadora. Estos son los valores que han hecho de Campari una marca famosa en el mundo como ícono de estilo y excelencia italianos”. En este texto emergen algunos de los valores que construyen su identidad discursiva, lo que la distingue en su categoría, además de los valores que se asocian directamente al producto como el sabor, el aroma y el color característico; lo que enfatiza su perfil es lo que connota la marca: el estilo, la intriga y la “italianidad” como valor en sí mismo. El nombre del producto refiere a su creador: Gaspare Campari, maestro en la fabricación de bebidas y fundador de la compañía quien en 1860 en Novara, Italia, inventa una nueva bebida de sabor amargo característico y una receta guardada en secreto hasta el día de hoy. La marca como signo, no transmite únicamente el nombre de la empresa, sino que por su asonancia italiana comunica un significado complementario que según R. Barthes es la “italianidad”, Campari se posiciona como ícono de estilo y excelencia italianos. https://www.youtube.com/watch?v=UUyG6Vm_RFY En este marco, Campari presenta “Killer In Red”, cortometraje escrito y dirigido por Paolo Sorrentino, protagonizado por Clive Owen y Caroline Tillette, parte de la campaña “Campari Red Diaries 2017”. Este relato cinematográfico, un policial negro ubicado temporalmente en la década del 70, tiene como narrador a un barman que recuerda una historia vivida por su maestro, personificado por Owen. Al inicio de la pieza se presenta en un plano cenital al protagonista: Campari, que representaría el rol del testigo, del aliado presente en de cada una de las escenas evocadas. En una escenografía de “big party” al estilo de Sorrentino, un caleidoscopio saturado y estridente, la marca aparece como el instrumento de seducción del barman que utiliza su habilidad para preparar cada cóctel a bellas mujeres, nombrarlos y darles un significado especial a cada uno: Negroni, Boulevardier, Americano, y el protagonista de la pieza “Killer in Red”. Se establece la personalidad de cada trago y su impronta se entrelaza con las historias de los personajes. El trago protagonista es según el barman “raro”, no es nuevo, sino exótico; como la mujer a la que se lo prepara. El relato se organiza temporalmente alrededor del producto, da inicio al corto y aparece con una función conativa, persuadiendo a cada uno de los personajes; que lo acompañan. Así desfilan los distintos estereotipos enfrentados en una paradoja entre belleza-sordidez y riqueza-hastío, –huella estética del realizador– que remiten a escenas de “La grande bellezza” en cierta melancolía en el discurso, al vacío existencial de los personajes y a un dandy trasnochado, en el rol de un barman. Un relato donde el rojo como color dominante remite a sangre, pasión y entre destellos de belleza, a un aperitivo de película: Campari.
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