Hace ya un año que se concretó uno de los objetivos más importantes de la reforma en materia de telecomunicaciones; la licitación y adjudicación de dos cadenas nacionales de televisión abierta, que abrirían la competencia en el sector dominado hasta hoy por el duopolio Televisa- TV Azteca, y crearían nuevas fuentes de empleos en un sector donde miles de jóvenes egresan año con año sólo para encontrarse con la cerrazón de estos medios y la impunidad con la que trabajan los sindicatos STIR y SITATYR, ambos un verdadero nido de ratas como casi todos los sindicatos charros del país y que impiden el desarrollo y la entrada de nuevos trabajadores en la industria. A pesar de que hace un año se adjudicaron las dos cadenas nacionales, una a Grupo Imagen Telecomunicaciones y la otra a grupo Radio Centro, esta parte de la reforma sólo ha sido un fracaso y en este caso no ha sido debido directamente al gobierno. Los grupos a los que se adjudicaron las licitaciones han resultado incapaces e insolventes. Un mes después de haber ganado un de las señales de la licitación Grupo Radio Centro declaró su incapacidad para poder pagar el dinero que ellos mismos habían ofrecido para hacerse de una cadena nacional de televisión abierta. El grupo radiofónico no pudo encontrar inversionistas interesados en la televisión abierta y prefirió pagar las multas que la ley obliga ante la insolvencia de la empresa, la cuarta cadena nacional de televisión abierta murió antes, mucho antes de nacer y Radio Centro quedó como un grupo falaz e incapaz de crecer, a pesar de lo cual anunció su interés por participar en las licitaciones de canales de televisión abierta este año. La otra cadena que pertenece a Olegario Vázquez Aldir, quién se comprometió a tener la televisora al aire el primer día de enero de este año, sigue sin salir al aire. Es más, como he comentado en un par de ocasiones, Grupo Imagen se vio obligado a cerrar la señal de Cadena 3, el canal 28 de UHF en la zona metropolitana de la Ciudad de México y que se transmitía en sistemas de televisión de paga, por el fracaso económico y de audiencias que a lo largo de siete años este proyecto representó para el empresario de hoteles y hospitales. El Instituto Federal de Telecomunicaciones cambió su propuesta original de subastar una cuarta cadena nacional por poner a la venta los canales de televisión por separado a lo largo y ancho del país con la demagógica idea de promover la producción regional, en un mundo que gracias a Internet es cada día más pequeño. El IFT tampoco se ha manifestado en el sentido de si existen o no multas para Grupo Imagen por incumplir con las fechas o esto no está contemplado en las reglas de la licitación lo cierto es que entre más tarden ambas cosas, menos atractivas serán para inversores o para los anunciantes. Un año después de que con bombo y platillo se anunciara un gran logro de las reformas estructurales del presidente, la verdad es que no ha pasado nada, al contrario, en lugar de crearse empleos, Grupo Imagen recortó su plantilla de televisión en más del 80% al cerrar el canal de UHF, lo cual también puede ser un pésimo presagio acerca de la cadena nacional que adquirieron y pretenden poner a funcionar en algún momento de este año, eso se supone. Televisa y TV Azteca han tenido que recortar personal ante la baja de anunciantes y la poca calidad en su oferta de contenidos. La discusión sobre el futuro de la televisión abierta vuelve a quedar sobre la mesa, ante el fracaso de lograr a mediados de la segunda década del siglo XXI el poner en marcha de manera exitosa, lo que durante más de medio siglo se consideró uno de los mejores y más lucrativos negocios. Poco importan hoy, todas las trabas que Televisa puso a lo largo del último cuarto del siglo pasado y la primera década del siglo XXI. Televisa entendió muy tarde que el negocio había cambiado a internet, pero no tienen n los contenidos, ni la audacia para triunfar en un mercado al que llegan demasiado tarde. La ventaja que tuvo por muchos años la empresa al esconderse atrás de las faldas del gobierno para consolidar su monopolio hoy han desaparecido. Las frecuencias existentes de televisión abierta para licitar, no son tema que pueda involucrar, ni interesar ya a las empresas de medios en México, en estos momentos el mismo gobierno debería estar buscando como aprovechar ese espectro radioeléctrico de una manera más beneficiosa para el país, que en elefantes blancos que pocos, muy pocos están dispuestos a adquirir. En su momento, cuando aparecieron las reglas de la licitación, el mismo Carlos Slim decidió que eso ya no era negocio, sólo los necios quisieron apostar en el sentido contrario y los resultados están en las señales vacías que seguimos teniendo en nuestros televisores. Los canales de televisión que ya tienen una ventana nacional, comienzan a no ser negocio hoy en día; ¿Hacia dónde deben dirigirse los esfuerzos de la televisión abierta? ¿Televisoras regionales? ¿locales? Sí Televisa y TV Azteca, con sus recursos y estrellas, con un posicionamiento claro en las audiencias nacionales, tuvieron grandes pérdidas el año pasado, ¿qué pueden esperar negocios que ni siquiera han iniciado y cuya oferta no es desconocida? ¿Vale siquiera la pena buscar nuevas estrategias o hay dejar que la inercia de los tiempos, nos lleven a ese momento donde un último espectador apague para siempre la señal de la televisión abierta?
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