Si existiera una definición formal sobre qué, cómo o quién es el diseñador, quizá diría: es el profesional que interactúa con su medio para interpretar los problemas que lo rodean, con el objetivo de proponer una solución aplicando alguna técnica proyectual. Somos actores complejos en el entorno… debemos comunicar a los individuos e integrarlos con todo lo que nos rodea. Debemos ser capaces de entender su reacción, de dirigirla, tal como lo hiciera un psicólogo que dialoga con su paciente para diagnosticar qué necesita y cómo podría resolverlo. No solo debemos “trabajar” con la psique del hombre, también debemos interpretar sus conceptos y darles un valor de significación (en muchos de los casos debemos cambiar su percepción). Lo más importante es representar el entramado de ideas conforme a un proceso de análisis, es decir, a través de identificar ciertas características de los hombres y centrarnos en esas características para proyectar de forma eficaz. Centrarnos en algún segmento de audiencia significa empezar a construir con esas piezas de rompecabezas y empezar a gestionar nuestros recursos. Partiendo de ahí (del diagnóstico y de la gestión) se construye un plan que incluye la parte técnica del diseño. Como vemos, la personalidad del diseñador debe ser muy abierta, muy flexible… principalmente porque es necesario la empatía y la extroversión, ya que se discute, convence, experimenta y se motiva con nuestras ideas o con las ideas de todo un equipo. Damos vida a una mente creativa para contar historias con espacios, mensajes y con palabras. El diseñador debe congeniar con la personalidad del cliente, con la de otros diseñadores y por supuesto con la propia personalidad del proyecto, por eso debe sentir empatía y conectar con muchos factores (técnicos y conceptuales). Los diseñadores pensamos de forma diferente (divergente) ya que se unen los dos hemisferios del cerebro. A todo le asignamos sentido y función; nos volvemos estrategas. Generalmente nuestro cerebro siempre está trabajando; nos atrae la forma y colores de la naturaleza, la música y el arte en general… porque también somos sensibles y siempre buscamos nuestra propia fuente de inspiración. Me despido, hasta la próxima ¿Ustedes qué opinan? Imagen cortesía de iStock
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