Instagram es la reina de las redes sociales. Es la plataforma favorita de marketing digital y su vertiginoso crecimiento ha hecho a la red evolucionar y con ello la manera de hacer publicidad en ella.
Aunque su popularidad no está en duda, también se oyen criticas sobre cómo los usuarios -en un afán por recibir aceptación y reconocimiento- se han volcado en una búsqueda constante y gratificante de likes.
Corresponde a otros especialistas estudiar los verdaderos efectos psicológicos de esta competencia por los likes. La plataforma, mientras tanto, ya ha empezado a tomar cartas en el asunto.
Desde hace un tiempo se rumorea de que IG ocultará definitivamente los likes de cada post y que estos solamente serán vistos por el usuario de la cuenta.
Según ha declarado Adam Mosseri, CEO de Instagram, el objetivo por el que su equipo está probando este nuevo enfoque en 7 países es que Instagram sea un lugar donde los usuarios puedan conectarse y ver lo que «aman» y no una plataforma de competencia por los likes.
Con esta prueba, añade Mosseri, se busca disminuir la tensión que genera publicar posts para obtener aprobación, especialmente entre los usuarios más jóvenes.
Es evidente que la plataforma está ante un punto importante de inflexión y que el camino del cambio ya lo había adelantado con Stories con las que introdujo un espacio donde el contenido parece más natural, más cercano y menos producido. Hay que tener en cuenta que en Stories el número de vistas solo lo puede conocer el usuario.
¿Qué significa ocultar los likes para las marcas?
Ocultar los likes puede eliminar la presión por la popularidad, así como también acabar con una práctica perniciosa para la industria que es la compra de likes, pero al mismo tiempo acaba con un recurso que mal que bien funciona como una forma de medir el engagement.
Los likes se han convertido en una suerte de “moneda social” que en el caso del marketing digital y, particularmente, del marketing con influencers se traduce en dinero y que en una carrera desesperada por conseguirlos no dudo que pueda tener efectos negativos sobre la salud.
En una industria en constante evolución, lo que está claro es que cada vez más se están eliminando o perdiendo peso las métricas fundadas en la vanidad como el número de seguidores o los likes.
Contenido de calidad
Las redes sociales nos han demostrado que el usuario no quiere un contenido que le diga poco o nada sino que tiende a relacionarse con aquellos que percibe como cercanos, casi personalizados.
De ahí el gran éxito de los microinfluencers, porque en sus pequeñas comunidades son capaces de hacer sentir a sus amigos (que no seguidores) que los conocen, que son especiales.
Y las marcas pueden y deben aprovecharlo. No se trata más de alcanzar a un grupo demográfico determinado, sino de encontrar a esos verdaderos conocedores y prescriptores del nicho al que está dirigido el producto. Si el usuario se siente identificado con ese contenido, los likes importan menos.
Para la industria estos cambios obligan también a que las mediciones sean más exactas y se trabaje en mejorar herramientas como las que permitan medir, por ejemplo, que si al hacer clic desde una publicación de Instagram la acción se convierte en una venta real.
Es un hecho innegable que las redes sociales han cambiado nuestra manera de interactuar y los cambios son constantes. Quizás disminuirá la locura de competir por los likes y comparar nuestras vidas con las idílicas vidas de otros y se abra paso a un espacio con contenido más auténtico que tenga algo que decir y menos que presumir.
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