Parece mentira que haya que seguir explicando esto, pero allá va: lo que se censura, se viraliza. Se llama #efectoStreisand y Burger King debe de estar dando palmas porque tiene una o dos semanas de plan de medios gratis al retirar la campaña y lograr infinita notoriedad en redes sociales por parte de los ofendidos.
Me llama poderosamente la atención que cada vez que algo ofende los sentimientos religiosos termine por retirarse y me hace preguntarme por qué un sentimiento religioso es más valioso que cualquier otro tipo de sentimiento. A diario hay mensajes, anuncios y discursos que ofenden a gente y no se retiran.
Me pregunto qué es tan grave como para provocar esa ofensa en esta campaña. Es un copy ajustado al calendario. A mí me sigue explotando la cabeza con #burgerking tratando de posicionarse en el nicho #vegano, pero esa es otra historia.
Nunca deja de sorprenderme el puño de acero y la mandíbula de cristal de esta institución, que ofende y mucho a muchas personas. A mí me ofende profundamente lo que se dice en una Iglesia y por eso no voy, pero respeto, también profundamente, a las personas que encuentran paz en ella, porque para eso está. No se me ocurriría exigir la retirada de las iglesias solo porque me ofendan a mí.
And last, but not least. Solo me sé una oración, que es la que rezaba de pequeña cuando me daba la vena religiosa -para pedir algo, normalmente- y decía “Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. En el linchamiento que se está haciendo de esta compañía -que, por lo que representa, no me seduce tampoco, he de aclarar- y de la agencia que firma la campaña, esto no lo veo por ninguna parte.
Bueno, ya está.
Ya lo he dicho.
Bien de barro hasta las rodillas.
¿Tú cómo lo ves?
Autora: Sandra Reyes Morales, Enciendo marcas – Naming, brand storytelling, estrategia – Autora de Marcas incendiarias
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