Desde el pasado 17 de junio, cuando la selección mexicana de fútbol jugó su primer partido en el Mundial de Rusia 2018, el discurso de las redes sociales y el imaginario colectivo comenzó a cambiar. De pronto, los mexicanos empezamos a hablar de “pensar en cosas chingonas”, incluso, al menos por un momento, acariciamos la gloria cuando nuestro equipo abatió a la selección alemana. Con el paso de los días, y con la cercanía de las pasadas elecciones del 2 de julio, se sumaron conceptos como “democracia”, “unidad” y “transformación”. Hoy, tras la conclusión de las elecciones y la eliminación de la selección, volvemos a leer en medios de comunicación discursos viejos como la “maldición del cuarto partido”, o “AMLO es lo mismo que el PRI”, pero, ¿por qué no aprovechar el “tren bala del mame” que tuvimos durante unas semanas? ¿Por qué no dejar atrás el tren del mame carcomido, lleno de odio y negatividad? ¿Por qué no pensar que este es un gran momento para comunicar cosas positivas? ¿Por qué no aprender las lecciones que nosotros mismos nos hemos dado como sociedad?
Pensemos en cosas chingonas, pero trabajemos para lograrlas
Sin lugar a dudas, “pensar en cosas chingonas” fue el concepto detonante de este “tren bala del mame”. Y, en efecto, era un gran comienzo, de hecho, el discurso de Javier “El Chicharito” Hernández era correcto, sin embargo, pareciera ser que ni él, ni la mayoría de los mexicanos, comprendimos que era sólo eso: un comienzo. “Pensar en cosas chingonas” tanto en la vida, como en el fútbol, es solo el inicio de un viaje donde cada día debemos trabajar para hacer realidad esos “pensamientos chingones”, entendiendo que lo que sale de nuestras bocas jamás será lo suficientemente convincente sino es equitativo con nuestras acciones.
“Pensar en cosas chingonas” es un insight del que podemos sacar mucho contenido, ¡mucho!
Abrazos, no balazos
En principio, “Abrazos, no balazos” parece ser un simple discurso político que utilizó AMLO durante el segundo debate presidencial. Y, quizá sí sea sólo eso, pero desde mi perspectiva, también define claramente uno de los principales pilares de su propuesta: la unidad. Posiblemente no lo dijo de manera explícita en ninguna de sus apariciones públicas, pero el discurso político de AMLO hace un constante llamado a la “unidad de la clase trabajadora”, a la “unidad de las diferencias de pensamiento”, a la “unidad de convicciones”, lo cual dio como resultado a una “unidad masiva” de pensamientos que votaron el pasado 1 de julio, demostrando que la “unidad” también puede transformarse en mayoría.
Ahora, el trabajo no sólo de AMLO, sino también de nosotros como comunicadores, es poder darle la vuelta a ese concepto, para lograr que la “unidad” del discurso de Obrador se convierta en una “unidad” más incluyente para los mexicanos.
Olvidemos la cuarta transformación, mejor pensemos en “la transformación”
No entraré en detalles, sobre si las transformaciones políticas del pasado en realidad han significado un cambio para nuestro país, o si la de AMLO en realidad lo es. Prefiero centrarme sólo en la palabra “transformación”, porque es algo que en realidad hemos vivido durante las últimas semanas, dando paso a una “transformación” donde en verdad creímos que el pensamiento puede tener un impacto sobre la realidad, una “transformación” donde por primera vez tuvimos una sensación de democracia electoral, una “transformación” que nos hizo pensar que no necesitamos una tragedia para estar unidos.
Hoy, como comunicadores, podemos comenzar a construir un nuevo discurso social, donde “pensar en cosas chingonas”, nos haga imaginar y trabajar en un México lleno de “Abrazos, no balazos”, logrando una verdadera “transformación” en la forma en la que vivimos todos los días.
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