-No todos los seres humanos nacimos para aguantarnos, no te desgastes, me refutó mi jefe después de salir de una junta kilométrica con uno de mis clientes más complicados. ¡Pffff! No logro comprender cuál es la razón por la cual todo el tiempo me lleva la contraria, pues es un hecho que por más que le lleve flores y chocolates entre él y yo siempre habrá un sinfín de complicaciones para lograr una comunicación efectiva. Seguramente a alguno de ustedes les ha sucedido algo similar, tienen que trabajar con gente con la que de plano no logran hacer química por nada en el mundo. Y aunque muchos piensen que una relación laboral solo se queda ahí, en solo trabajo, yo insisto que es una completa mentira. Trabajas jornadas de diez horas aproximadamente al día, convives con ellos la mayor parte de tu vida ¿Entonces? cómo es que se puede quedar en solo una relación laboral. El tema es que mi cliente y yo, nunca pudimos comunicarnos, terminamos la relación hace más de medio año y aun me sigo preguntando ¡¿Por qué?! En mi actual trabajo hay un letrero gigante que dice “EL CLIENTE SIEMPRE TIENE LA RAZÓN” y puede ser que siempre terminemos cediéndola, pero me rehúso a basar mi trabajo sobre esa premisa y ahí les va el por qué. Los conocimientos que vamos adquiriendo con el paso del tiempo no han sido bolsas de papitas para tirarlos sin remordimientos a la basura. Cada espacio que tocamos, lugar por donde caminamos, todo lo que escuchamos y sentimos se va guardando en una especie de archivero mental. Lo organizamos de tal forma que podamos encontrar el dato rápidamente en el momento en que lo necesitemos. Sería sumamente absurdo que si encontramos el perfecto razonamiento ante una negativa o cerrazón de un cliente [por más profesional que parezca] y teniendo los fundamentos correctos y concretos para refutarlo, tengamos que tirar ese sin fin de archivos aprendidos tiempo atrás solo para que la relación sea un monada. ¡Perdón! pero la hipocresía ante esto es meramente un “darle el avión” y un “allá él”. ¿Se les hace eso profesional? Disculparan si me leen un poco furiosa, pero es que me parece sumamente triste que a estas alturas de la industria existan aún muchas personas en posiciones claves con poco sentido común. Lo que sucede en muchos casos, y en especial lo que falló de mi parte, es que de plano había “tolerancia cero”. Tuvimos varios baches en algunas ejecuciones de la campaña y por ende la fricción se dio de tal forma que se rompieron los pocos hilos de gentileza que podrían haber hecho la diferencia. Y justo fue ahí donde terminó mi conversación con mi jefe al salir de aquella frustrada junta, comentó algo similar a esto – Deja de pelear, tienes que aprender que no siempre habrá química con todos tus clientes, acéptalo y déjalo ir. Cual terapia de sanación de chacras, me aconsejó que lo dejara fluir. Así que, por salud mental, profesional y emocional, lo recomendable es no entrar en conflictos con los propios clientes. Ellos saben perfectamente el negocio en el que están parados y nosotros como brindadores de un servicio lo único que tenemos que mantener es dejar claras las premisas de nuestras propuestas, fundamentadas y embutidas de beneficios para su empresa y por si alguna razón siguen dudando hay que seguir tres pasos simples: Respira, asiente con la cabeza y déjalo ir pues es probable que pierdas esa batalla. Imagen cortesía de iStock
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