La intención de este artículo no es criticar, sino más bien reflexionar sobre el mal que nos acecha y del que debemos reflexionar. Lo mejor de ser periodista es que no dejas de serlo nunca y aunque la naturaleza del periodismo no ha cambiado (y a mi parecer no debería), los modos de comunicar sí que lo han hecho y lo seguirán haciendo. La crisis Este texto podría fácilmente tratar de: “¿Cómo la digitalización ha cambiado el ejercicio periodístico?” o “¿Cómo la política juega un papel importante dentro de los medios de comunicación”?, pero no, la verdadera crisis la representa ese bello arte del que hemos sido parte y que muchos muestran con orgullo; el arte de saber un poco de todo y mucho de nada. La base en la formación del periodista ha sido básicamente la misma desde siempre, no se concibe a una persona que no sepa escribir, leer, que sea inculta y que no sea capaz de analizar o ser crítica, sin embargo, la historia ha demostrado que para ser un buen periodista no necesariamente hace falta el título que lo demuestre. Podría nombrarles ahora mismo bastantes ejemplos, pero me quedo con el político, abogado e historiador venezolano Ramón José Velásquez que se convirtió en uno de los más respetados periodistas de oficio de su época, convirtiéndose posteriormente en presidente y dejando un valioso legado para las futuras generaciones. Pero… ¿Podemos todos ser periodistas? Como mencioné al principio, la esencia del periodismo no debería cambiar; se fundamenta desde sus inicios en priorizar la formación cultural antes que la técnica, es decir, tener una base sólida respecto a lo humanístico y un alto nivel de competencia oral y escrita. Lo cierto es que la realidad es otra, pues aun teniendo dichos requisitos el empleo del 2.0 dentro de la actividad periodística como acceso comunicativo, ha reformado la manera de trabajar en las universidades y erróneamente lo humanístico queda a un segundo plano como requerimiento, siendo desplazado por “talento” y obviando la vocación; La academia tiene gran culpa de ello, pues “un médico cirujano o un abogado pueden ser “comunicadores sociales”, pero el verdadero comunicador no puede ni operar a una persona y mucho menos ser parte de un bufete de juristas”. Vale pa’ todo si estás indeciso Es un hecho que inicialmente en América y Europa, existió un excesivo número de estudiantes de periodismo que el mercado no pudo absorber, por esa razón se abrieron paso las escuelas de Comunicación Social, donde su finalidad pretendía crear profesionales más “integrales”, teniendo actualmente, la libertad de desempeñarse con el perfil que más les acomode como: periodistas, publicistas, cineastas, escritores, locutores y hasta diseñadores gráficos, creando a su vez más profesionales de los que realmente hacen falta. Esta ocurrencia atrae a muchos jovencitos vacilantes que gratuitamente le regalan a los estudios de comunicación social, la fama de carrera fácil y superficial, olvidándoseles que NO SE NECESITA SER COMUNICADOR SOCIAL para salir en televisión, ser miss universo o escribir un libro si eso es realmente lo que quieren. Un mar de sabiduría de 1 centímetro ¿Están los profesores de hoy capacitados para enseñar el ejercicio periodístico?, ¿es necesario un replanteamiento de la docencia del periodismo?. Se está volviendo habitual ver al egresado de una casa de estudios específica convertirse en el docente tiempo después y esto, lejos de ser inofensivo, es desfavorable para la institución y los estudiantes. Por un lado, la pérdida de oportunidades por parte de la académica de incluir a profesionales competentes y con alto grado de aporte, mientras que por el otro lado está la inexperiencia que supone un exalumno que básicamente te dice cómo hacer las cosas sin haber pisado aún una redacción o un medio de comunicación. Asimismo, la raíz de donde parte muchas estrategias docentes (hay excepciones) en el mundo de la información radica en: 50% desmotivación (profesores que siempre quieren saber más que tú, que no se actualizan y que se dejan ver la pata de palo), 50% valoración de la memoria (te exigen que memorices guías eternas, no evalúan según criterio sino, según respuestas al caletre y en el peor de los casos, no toma en cuenta aportes que no coincidan con el material que te facilitó para que memorizaras). Conocedores de todo y expertos de nada Lucho cada día de mi vida para no convertirme en ese despreciable ser, pero la realidad para muchos colegas es diferente. Sabemos sobradamente que la economía no nos favorece (el periodismo es tan mal pagado que los comunicadores sociales han optado por autodenominarse “una agencia viviente”, donde creen tener los conocimientos suficientes como para ofrecer estudios de marketing, servicios publicitarios, diseño gráfico y hasta de community manager), pero ello no debería implicar “ser lo que no eres” y todo de manera empírica. Odio a muerte a esas personitas que menoscaban el trabajo de los demás, ya sea por un cobro desalentador (porque siempre hay un pepito que cobra más barato aunque quede horrible) o por una labor no correspondiente a su formación (Mi sobrina me hizo estos logos mientras estaba de vacaciones escolares, ¿los puedes mejorar?). A ti querido colega, te pido con toda mi alma que defiendas tu trabajo y que dejes a los demás hacer el suyo, se ético en razón a tu labor y por sobre todas las cosas ESPECIALÍZATE, no te desplomes en el juego de querer saber más conociendo un poco de todo y mucho de nada. Imagen cortesía de iStock
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