Resumir lo que sucede y compartirlo en la red social del pajarillo azul, en tan solo 140 caracteres, nos obliga a ser concretos en nuestras ideas, ya que es muy diferente lo que pasa en un tuit, que lo que significa escribir las cosas en Facebook. El fenómeno comienza al elegir y hacer la invitación de manera social a todo aquel con quien tenemos afinidades. Si Twitter es utilizado de buena manera resulta una gran herramienta de comunicación. Tal es el caso del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Barack Obama, quien ha sido concienzudo, acertado y muy maduro al utilizar sus redes sociales para acercarse a quienes lo admiran, actitud que dista mucho de los políticos mexicanos. Obama es un hombre muy cuidadoso de lo que dice o hace, pero sobre todo de lo que comparte, porque sabe muy bien que su palabra, dijera José Alfredo, “es la ley”, porque lo ha sostenido y cumplido. Caso contrario es el del mandatario del estado de Morelos, quien en un principio aseguró en campaña que se sometería a consulta pública para evaluar su gobierno, sin embargo la promesa, pese a la situación, no se cumplió. Sin embargo es el mismo quien, con una gran experiencia en el manejo de los medios, ha declarado vía Twitter que la prensa que no está en nómina fabrica calumnias todos los días. Cada quien tiene el derecho de seguir a quien quiera en Twitter y por ende publicar lo que se le venga en gana y creatividad, sin embargo resulta preocupante que un gobernante lo utilice en momentos de ira, molestia o repentino coraje y lo refleje en señalamientos abruptos. Sobra decir que los medios viven de los convenios de publicidad y que cuando ésta se maneja bien, cualquier espacio, se convierte en el escenario perfecto para el placement product, sin embargo insisto una vez más, vale la pena que los que hacen política entiendan que la forma es fondo y en el posicionamiento hay reglas estrictas del marketing, como lo rezan las 22 reglas inmutables ,en donde una de estas reza que: “la soberbia puede ser causa directa del fracaso”, como una fotografía , puede ser perfecta y sublime con la iluminación exacta pero también perderse en esos filtros rétricos que la hacen simplemente, no creíble; sin tuitearlo el Bronco, suena presidenciable, y otros diciéndolo no es posible creerlo.
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