Honestamente, hace tres o cuatro años ni siquiera había oído de esta palabra. No sé si se debe a que esto de internet, las redes, los vídeos virales y los trabajos que no nos gustan mucho nos ha hecho a todos más volátiles o simplemente siempre estuvo en uso y yo no me enteré. Antes se le llamaba perder el tiempo con tonterías. Ahora tiene un nombre: «Procrastinación» Procrastinar consiste en hacer cualquier cosa excepto el trabajo que tienes que estar haciendo. Es como si una fuerza invisible te poseyera y de repente, cuando tenías que estar haciendo algo, te das cuenta de que llevas dos horas y media viendo fotos de gatos graciosos o todas las entrevistas de Beyoncé que hay en Youtube. O que no se sabe por qué te ha dado por leer ese libro que llevabas tres años sin tocar en tu librero, o te has puesto a limpiar siete horas seguidas o cualquier cosa que normalmente te da pereza pero no tanta pereza como lo que tienes que hacer por obligación. Cuando tienes proyectos personales no siempre las tareas son urgentísimas, como te marcas tus propios plazos resulta que a veces son más largos de lo que deberían y al final de tanto posponerse las cosas dejan de ser necesarias. Si no lo he hecho en tres meses, ¿hace falta que lo haga ahora? Claro que no, mejor me voy al cine. Incluso cuando en teoría eres una persona disciplinada te encuentras a veces sumid@ en la mayor pérdida de tiempo de la historia. En fin, he recopilado unas ideas tácticas súper-complejas (claro que no, son más que básicas) pero que pueden ayudarnos en la lucha contra nuestro yo más procrastinador. No more gatitos entre horas. Usa la agenda Si me pongo disciplinada y me organizo el trabajo por adelantado siguiendo un plan perfecto y ordenado, apuntando en la agenda, logro permanecer atada a ese horario como si hubiera alguien apuntándome con la pistola de la vergüenza en la frente, funciono mejor. Me he dado cuenta de que si no tengo claro qué voy a hacer en el día, tengo mucha más tendencia a perder el tiempo y a abrir el FB mucho más tiempo (como si me fuera a perder algo importante). Así que cuando sé que tengo cosas que hacer, la agenda es mi mejor amiga. Construcción de hábitos y rutinas Igual que me lavo los dientes después de comer y la cara antes de dormir, una de mis autopropuestas para evitar la procrastinación sería establecer rutinas y rituales. No soy una persona meramente de hábitos. Pero si a ti te resulta útil y te es sencillo, estoy segura de que funciona. Desde prohibirte abrir ventanas de internet que no sean las necesarias para tu trabajo a darte un golpe en la mano cada vez que te hace ojitos el iconito del Twitter… esas cosas. También marcar horarios determinados y estrictos. Por ejemplo, “trabajo de 9 a 11, a las 11 me doy media hora para un cafecito, de 11,30 a 14,30 y luego a las 15,30 un poco más hasta las 5, pausa leer mails y cenar, comer. Cumplirlo quieras o no quieras, te guste o no. O hacer una rutina de limpieza y orden en tu escritorio o lugar de trabajo cada mañana, ponerte un té y unas galletas, leer algo que te interese mientras desayunas y al terminar, con todo listo y el estómago contento, iniciar el día laboral. Eliminar distracciones Algo que sí hago cuando tengo tareas que necesitan concentración cerrar todas las ventanas del mundo excepto la que tenga que usar para trabajar, silenciar el teléfono, poner música que no tenga letra (para no estar cantando y distraerme)… En fin, hacer todo lo que tenga que hacer para evitar que nada ni nadie venga a importunarme. Es lo más fácil del mundo estar haciendo algo y que salte un aviso de mail y veas y lo contestes y contestes otro que tenías y veas el enlace que te han mandado y tu concentración se haya ido a otro lado y ya no vuelvas a retomar el trabajo. Afrontarlo a trocitos Si es algo que implica varios pasos, me funciona destrozar la tarea en mil pedazos y hacer los pequeños o los primeros primero. Me da sensación de organización y de orden, el haber pensado primero en todo el proceso y luego decir ahora esto ahora lo otro. Es mucho más comestible. Hasta los proyectos empresariales más grandes, complejos y temibles se pueden diseccionar y temporalizar para cumplir las metas que te marques. Ganar al tiempo Muchas veces me intento dar un tiempo determinado para una tarea. Normalmente menos de lo que sería normal. Primero para decirme a mí misma que no es tanto rato y que después haré otra cosa más interesante (recompensa a myself) y luego porque esta especie de carrera me impulsa a ser más eficiente y a estar concentrada en el rato que dura el reto. Normalmente lo consigo en muy poco tiempo, y me he quitado una cosa de encima y me siento súper efectiva. Y eso es wow. Darte premios Como cuando entrenas a una mascota para que haga lo que tú quieres que haga, funciona contigo mism@ darte recompensas cuando has logrado lo que te proponías. El premio cada una sabe lo que tiene que ser, algo que te haga ilusión y que esté a la medida de lo que has logrado. No es lo mismo felicitarte por haber conseguido acabar un artículo, que felicitarte después de un lanzamiento de un producto exitoso. Estoy segura de que tienes muchos más recursos, porque creo que nadie es inmune a la procrastinación así que lidiar con ella es parte de nuestro trabajo diario. ¿Cómo afrontas la urgencia inexplicable de ver vídeos de gatitos? ¿Cómo te paras a ti mism@ para no terminar haciendo click en todas las cosas que comparte todo el mundo en Facebook? Cuéntame, quiero saber. AUTOR Berenice Torres Diseñador Gráfico que la vida ha llevado hacia la investigación y entendimiento del mercado y consumidor, actualmente cursa una maestría en Alta dirección en Publicidad y Comunicación. Colabora en diversos proyectos de emprendimiento a la medida, dispuesta a seguir aprendiendo y compartir lo aprendido para ayudar a dar valor visual y de comunicación, entre su desarrollo ha trabajado en varias empresas y agencias de Branding y publicidad como Ogilvy & Mather, Becton Dickinson de México y American Express. Imagen cortesía de iStock
Comentarios