Los planners están por ahí cada vez más integrados y repartidos en diferentes entornos y esta riqueza ha logrado engrandecer y hacer más interesente nuestra disciplina. Hace 15 años, un planner era un poco generalista, conocedor y defensor de la investigación y los insights. Esto ha cambiado. En parte. Quiero decir que deberíamos seguir siendo conocedores y defensores de insights, pero nuestra acción e influencia en este sector va mucho más allá. Las agencias creativas saben que un buen área de planning les da un espacio para generar un punto de vista propio, contribución cada vez más necesaria en nuestro sector. Agencias culturales, agencias de comunidad, agencias de contenidos, eso estamos siendo y tenemos que ser. Un outsider/insider, que piense y que opine sobre temas de actualidad e invite a sus clientes a abrir nuevas puertas. Y bajo esta mirada, planning se torna en una interesante herramienta junto con todos los grandes talentos con los que convivimos. Eso si, estamos hablando aquí de un planner que de verdad cumpla su papel, que lo lleve hacia el infinito y más allá, que rete, cuestione y proponga. Que haga al menos una pequeña diferencia. Pero no sólo aumenta el número de planners en las agencias creativas, porque hay otras fuentes de desarrollo, en iniciativas como consultoría, boutiques estratégicas, investigación, innovación, digital y medios, que parecieran estar sumándose a esta ola. Es un hecho que hay planners especializados en áreas de conocimiento desde las cuáles generar contenidos y posturas para los clientes. Hacia allá vamos, hacia la especialización en diferentes culturas de relación con las audiencias y en todos estos espacios, hace falta el pensamiento estratégico y el punto de vista observador y analista que debe aportar un planner; ser un poco abogado del diablo y mantener cierta perspectiva que permita encontrar esa brecha donde muchas veces están las ideas. Entonces, cuando me preguntan ¿qué hay que estudiar para ser planner?, parece clara que la respuesta no apunta hacia una carrera determinada, todo lo contrario. Una de las experiencias más divertidas e interesantes que puede haber es discutir y pensar con un equipo de planning multidisciplinar. He conocido planners fantásticos que estudiaron economía, arte, literatura o sociología. Cuánto más diverso y hasta un punto, distante, del mundo de la comunicación o la publicidad se encuentre la formación del planner, el aporte puede llegar a ser más contundente. Comunicólogos y mercadólogos bienvenidos, claro está: al integrar diferentes carreras se logra una muy buena alquimia para la generación de ideas. Así que para los que quieran ser planners, lo más importante no es qué carrera estudiaste, sino tu curiosidad, tu buen análisis, tu observación de la cultura y el contexto, tu habilidad para intuir y proponer nuevos caminos y tu amor por el conocimiento. Imagen cortesía de Fotolia.
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