En un post pasado definimos el Racional Creativo y explicamos su función orientada a los copies. Siguiendo un buen brief, los objetivos y estrategias de comunicación, el carácter de la marca y la información que se tiene del consumidor, creativos y diseñadores hacen su trabajo. Pero al momento en que el cliente (la marca) conoce nuestro trabajo, entonces les debemos argumentos sólidos de nuestra estrategia completa. Para justificar todo el concepto creativo se pueden tomar como base las siguientes preguntas: ¿Qué se sabe de la ideología, necesidades y gustos del consumidor? ¿Cómo habla el consumidor y por qué esas palabras son las más adecuadas? ¿Qué representan las imágenes? ¿Por qué se eligieron esos personajes, situaciones y objetos en pieza? ¿Cómo ayudan los colores a transmitir el mensaje? ¿En dónde se encuentra el consumidor y por qué esos medios son los propicios? Según la empresa pueden existir más preguntas para detallar el trabajo, pero con las anteriores se puede formar una conclusión general que responda la marca: ¿cómo es que toda esta información satisface sus necesidades de comunicación? En los textos, cada palabra y cada sonido se respalda por la fonética y por el lenguaje de los consumidores finales; la elección de los medios de comunicación deben ser también acordes al consumidor y al mensaje que se quiera enviar; pero en diseño los argumentos se vuelven un poco complicados al momento de externarlos. Si bien el diseño requiere conocimientos estéticos y semiológicos, hay una parte de ellos que nacen por la intuición. Pero cada color y cada posición deben tener una justificación racional y no mística, como “fuerza”, “belleza”, “animación” y demás conceptos más bien abstractos. Para resolver esos detalles es necesario utilizar palabras claras y precisas que nos informen qué hace diferente ese recurso de cualquier otro. Todo ese proceso no sólo ayuda a responder las preguntas del cliente, sino también nos ayuda al momento de elaborar una campaña para eliminar elementos innecesarios o complementar la estrategia. Imagen cortesía de Fotolia.
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