Con la presión de los consumidores sobre las marcas por ver que beneficien al medio ambiente, surgió desde hace un tiempo la práctica del “Greenwashing” que consiste en dar una imagen sobre responsabilidad ambiental sin que realmente se lleve a cabo.
Foto cortesía de Fotolia.
Pero los consumidores, al ser menos crédulos, se dan cuenta de que algunas marcas mienten y crean una mala fama hacia las mismas. Es muy fácil que una empresa caiga en esta práctica poco ética con tal de ser reconocida, e incluso, se puede estar cometiendo greenwashing sin estar plenamente consciente. Por ello, te dejamos algunos consejos para no ser vistos como un fraude hacia la ecología: 1. Las palabras no lo son todo. El que tu empaque diga que el producto es verde o es sustentable, no significa que realmente lo sea. Saber cuál es el verdadero significado de estos conceptos ayuda a no utilizar información falsa o incoherente sobre tu procesos y materiales. 2. Una característica no te vuelve ecológico. En ocasiones las marcas lo único que hacen es cambiar el empaque de plástico por uno de cartón y con ello dicen que ya son responsables con le medio ambiente al utilizar materiales reciclados. Quizá eso sea verdad, pero existe más de un modo de implementar la responsabilidad ecológica. 3. Las certificaciones. Claro está que para decirse una marca “verde” debe contar con ciertas características que le otorguen una validación oficial. Para que te crean, debes demostrar que es verdad. 4. Las pequeñas graves mentiras. Más vale quedarte “calladito” y no mentir con publicidad falsa sobre prácticas ecológicas en tu empresa. Al final, los consumidores se darán cuenta o hasta la misma competencia se puede encargar de desmentir tus bondades. Evita formarte una mala fama entre los consumidores, pues en estos tiempos es muy difícil recuperarlos. Mejor infórmate de qué manera puedes aportar al medio ambiente y no arriegues tu mercado.
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