Aparece en todos los sitios redes, blogs, vídeos, en la deep web; un día le tomaron fotos poco maquillada y bajando de la limusina enseñando todo, alguna otra vez se le vio inhalando estupefacientes, peleando con los paparazzis y divorciándose de otras marcas, así son las empresas en la red, ahora cumplen una función similar que un artista con vida pública. Como dice el viejo proverbio citado por Heráclito, las empresas estando ausentes están presentes. Si no gestionamos nuestra marca, alguien ya habrá creado un perfil para hablar de ella: bien, mal, indistintamente. Si no estás, te están, aunque haya una legislación que permita comprar los nombres, los sitios y la imagen, los usuarios pueden manipular la vida pública de las empresas como ellos deseen desde falsos perfiles. Esta historia de telenovela tiene sus altibajos, sus recónditos y oscuros secretos, un pasado oculto y tal vez un futuro prodigioso, todo depende de su imagen y del valor construido de su marca. Lo privado es la tentación del ahorro, pero lo público, aunque implica un gasto, también significa un final sustentablemente feliz. Muchas empresas comienzan sus perfiles en redes asumiendo que sólo se hablará bien de la marca, para ello recuerdo una anécdota: en meses anteriores, sujetos a la efervescencia de la elección política, los usuarios entablaron una batalla de preferencias electorales, lo interesante de ello es el comportamiento que los analistas pudimos observar. Una chica manifestó su predilección por cierto candidato, después un sujeto le contestó que eso no era lo mejor para el país y que si ella lo prefería era porque tenía intereses de por medio; al final ella dijo “pueden comentar lo que ustedes quieran en su perfil, este es el mío”. Lo interesante de la historia es lo que podemos rescatar para la gestión de nuestra marca, en redes caemos en la tentación de lo privado jugando en la esfera de lo público; estamos on line porque queremos conversar y que nos vean, porque el diálogo es una nueva forma de relacionarse -mucho más efectiva-, que han entablado los prosumers con las marcas. Basten algunos datos para corroborarlo, tan sólo en nuestro país hay más de 40 millones de usuarios en la red, todos posibles consumidores de nuestro producto y dinamizadores de la marca; de éstos, el 19% compra productos en Internet, ya no digamos fuera de línea. Para satisfacer esta inmensa necesidad de información y contacto, un estudio reciente indicó que de 327 empresas encuestadas, el 63% utiliza algún tipo de marketing OTL. Una empresa que no dialoga en la red, es peor que aquel diseñador que te enseña un avance del trabajo sólo para informarte, y cuando le indicas que tiene que hacer algunos cambios a lo que presenta, te dice “mmm, no sé, no creo que sea un cambio necesario”, si preguntas con ánimos de informar, es mejor quedarse callado. Conversen, dialoguen, aparezcan, y sobre todo, maquillen bien a su imagen empresarial, que realice buenas acciones -como adoptar a un niño del tercer mundo-, que sea abstemia y ortodoxa; de esta manera, la novela que cada cual comenzó, llegue a buen término en la manos de un hábil gurú de los social media.
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