“Un día sin Mexicanos” es una película del 2004 dirigida por Sergio Arau que plantea lo que pasaría si todos los mexicanos que habitan en California desaparecieran. Arau pensó de manera inteligente: ¿Cómo hacer visible lo invisible? — Quitándolo.
La industria publicitaria nacional se encuentra en un momento crítico en México. Arau planteó la posibilidad de desaparecer a los mexicanos en una película de ficción y todo indica que, en la industria publicitaria mexicana del 2023, se está ejecutando esta misma idea en tiempo real: Nunca nos imaginamos vivir “Un día sin Mexicanos… en nuestro propio país”. Los mexicanos, nacidos o residentes en México, estamos siendo discriminados en nuestra propia tierra. Si revisamos las fichas técnicas de los proyectos más ambiciosos tanto creativa como económicamente veremos que directores extranjeros no residentes en el país han sido los encargados de realizar estos trabajos.
México es un país deseable para el mercado publicitario internacional, un sinfín de productoras extranjeras siguen llegando para abrir oficinas. En la mayoría de sus proyectos, importan directores que no residen en México, quienes, a su vez, importan también crew que tampoco reside en el país: directores de foto, de arte, diseñadores de vestuario, etc. El personal extranjero desplaza al talento nacional y afectan la economía de las familias Mexicanas. Esto es una práctica común, amparada por las leyes de un país sin regularizaciones de ningún tipo, pero habría que preguntarse si en el terreno de la ética y la moral las empresas extranjeras están en deuda con el país que les abre las puertas y las acoge brindándoles todas las garantías para hacer que sus negocios prosperen.
En la actualidad, es común que en una convocatoria publicitaria para rodar una campaña en México no haya ningún director o directora nacidos en el país, naturalizados o con residencia en México compitiendo. Los Mexicanos nos estamos haciendo penosamente invisibles en nuestro propio país. Estamos viviendo una discriminación silenciosa y grave para el futuro de los mexicanos.
Resulta irónico y alarmante que en un país donde la industria publicitaria ha sido semillero para grandes personalidades mundiales como Alejandro González Iñárritu, Emmanuel “El Chivo” Lubezki, Rodrigo Prieto, Eugenio Caballero, entre otros, no permita que las nuevas generaciones florezcan. Se está rompiendo una gran tradición fílmica de talento nacional. Ante esta circunstancia nos preguntamos, ¿Dónde van a ejercer su talento las distintas generaciones de profesionales que emergen de las importantes escuelas de cine y publicidad de México si no hay espacios ni oportunidades para ellos?
Marcas como Cerveza Victoria, Cerveza Corona, Jumex y Pepsico, entre otras, presumen de nacionalismo en sus spots. Hablan de lo chingones que somos los mexicanos; de la importancia de no hablar en diminutivo; de la necesidad de apreciar lo GRANDE que somos tan sólo en términos de nuestra herencia cultural y de nuestra creatividad. Somos tan obviamente chingones que no hay razones para poner en duda nuestra chingonería. Nos lo recuerdan a cada rato y no tienen empacho en jactarse en sus páginas web que, como empresas, están al servicio de México.
No obstante, todo indica que ni los directores, directores de foto, directores de arte locales, etcétera, son lo suficientemente chingones como para colmar sus expectativas.
Todas las campañas que hablan del orgullo de sentirse Mexicano están producidas en su totalidad por productoras extranjeras y filmadas por directores foráneos. Tal vez las marcas que están explotando el orgullo nacional y alentándonos a creer en nosotros mismos y las empresas que en sus páginas web destacan que su visión y misión es impulsar el desarrollo de México, deberían voltear a revisar sus propios mensajes y reflexionar sobre esta simple cuestión: ¿yo, como empresa establecida en México, como marca que le vende productos a los mexicanos, apoyo y aliento el talento de los mexicanos en mis producciones?
Nos están borrando.
Exigimos lo que por derecho nos pertenece. http://ddpm.mx
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