La agencia Erwin, Wasey & Company fue fundada por Louis R. Wasey en 1914. Luego de una serie de compras y ventas, se hizo parte de Interpublic en 1963; la agencia terminó desapareciendo en 1979. Pero parte de su legado no solo no desapareció, sino que sigue vigente a través de un par de hechos. Uno de ellos: allí comenzó a trabajar un joven oriundo de Indianápolis llamado Leo Burnett, quien, como tal vez sepan, luego abrió su propia agencia. Otro legado: uno de sus redactores, Arthur Kudner, estaba trabajando para la marca de linimento para pies Absorbine Jr. El redactor le puso nombre a la principal dolencia que combatía el producto; ese nombre, usado aun hoy, es “pie de atleta”. Hay un legado más. En algún momento (no logré encontrar la fecha exacta) la agencia publicó un aviso autopromocional en la revista Fortune. El aviso se sigue mostrando hoy como ejemplo de excelente “long copy” y también como una romántica descripción de la profesión publicitaria. Su vigencia es notable, salvo por las constantes menciones a los “hombres” que trabajan en publicidad, algo que, por suerte y finalmente, está cambiando. Comparto la imagen del aviso y la traducción de su extenso y hermoso texto. “Es después de hora y la mayoría de la gente se fue a su casa. Hay una partida de ajedrez en marcha en la oficina del jefe de producción, y queda una luz encendida en contaduría. […] Del otro lado del pasillo, un hombre se inclina sobre su escritorio, escribiendo. Una visera verde protege sus ojos. Cada tanto levanta la vista, y por su ventana del piso 28 observa la joyería de luces de la ciudad. Es después de hora, pero él sigue trabajando. Va a azotar su texto hasta dejarlo perfectamente terminado antes de irse. Uno de los directores de arte deja su tablero y camina hacia los ascensores. Lleva un anotador bajo el brazo, porque una nueva idea anda dando vueltas por su cabeza, y desea tenerla bocetada en lápiz antes de la mañana siguiente. Dentro de seis meses sentirás esa idea tironeando de tu presupuesto. Es después de hora y la mayoría de la gente se fue a su casa. Pero en Bronxville y en Long Neck, en Londres y en París, en Chicago y en San Francisco, en habitaciones de hotel, en vagones de tren, en aviones y barcos, personas de esta compañía están pensando en los negocios de otras personas, trabajando para gente que no sabe que este trabajo se está haciendo. Unas pocas notas garabateadas rápidamente en el dorso de un viejo sobre pueden ser la clave de la más exitosa campaña publicitaria del año que viene. En el intervalo de una función teatral puede nacer una idea que revolucione las ventas. En la cama, a la luz de un velador, un hombre puede resolver un problema de marketing. Una vez, una marca nació durante un viaje en carpa. Estos son aspectos de nuestro servicio en los que tal vez ni siquiera nuestros propios clientes han pensado. No se mencionan en nuestros Términos y Condiciones. Pero todos nuestros clientes han ganado con ello, y lo seguirán haciendo una y otra vez. ¿Por qué esa devoción por parte de personas que ya nos entregaron su jornada laboral? Aquí no se le pide a nadie más que lo que puede hacer. El cliente no lo solicita. De nuevo, ¿por qué? Cualquiera que trate regularmente con estos hombres le dirá que es la clase de trabajo que el dinero no puede comprar. Es un trabajo hecho a voluntad, cuya única retribución es el orgullo del trabajo bien hecho. Aquellos que comprenden la mente creativa sabrán exactamente qué queremos decir con esto. Ellos saben que el buen trabajador, en publicidad y en todos lados, hacen solo una pregunta: ¿qué tan bien podemos hacer esto? Muchos de nuestros empleados eligieron esta organización porque sienten que con nosotros pueden encarar el trabajo con ese espíritu. Aquí, todos sostenemos que la buena publicidad es la publicidad que se ve, se lee y se cree. Publicidad que hace amigos, que construye buena voluntad. Publicidad que devuelve al anunciante su inversión con una ganancia. Crear con palabras e imágenes publicidad que pueda hacer estas cosas es un desafío para hombres de fino talento y rápida imaginación, a quienes les gusta escribir y dibujar. No es fácil hacerlo, y si hemos sido inusualmente exitosos es porque amamos este trabajo y le hemos dado lo mejor. Los hombres que escriben avisos para los clientes de esta compañía podrían brillar en cualquier rama del periodismo. Algunos de ellos han cursado estudios en universidades. Uno fue editor de un diario. Otros colaboran en revistas. Saben cómo atraer al público con la palabra impresa. Saben cómo vender. Los hombres que bocetan y diseñan nuestra publicidad están en la cima de su profesión. Son hombres que, si no fueran publicitarios, serían reconocidos como ilustradores y artistas. Saben cómo atrapar el ojo del público mediante imágenes y diseño. Saben cómo vender. Los hombres con responsabilidades en marketing y contactos son entrenados hombres de negocios. Uno de ellos lideró una gran organización de ventas durante muchos años. Ellos saben cómo ajustar las alas de la publicidad en el fuselaje del negocio. Saben cómo vender. ¿Departamento de research? ¿Expertos en medios? ¿Departamento de publicidad directa? ¿Departamento de merchandising? ¿Servicios de expedición? Lo tenemos todo. Lo tenemos todo desarrollado a un nivel que no posee ninguna otra organización que conozcamos. Y estos departamentos son esenciales para brindar el servicio que esta empresa considera propio. Pero tal vez lo más valioso que podemos dar a quienes buscan nuestro asesoramiento, es el entusiasmo de nuestra gente y su pasión por su trabajo, una pasión que no se mide por el dólar ni por el reloj. Esto también ha sido escrito después de hora.” ERWIN, WASEY & COMPANY, INC., Advertising (Fuentes: @santiagolivera, @creatti, primerbrief.com, deadadguys.blogspot.com.ar, Advertising Age)
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