Cuando uno piensa en las ventas, normalmente nos imaginamos en la calle tocando puertas y preguntando por cierta persona de negocio en negocio. Los medios electrónicos han “facilitado” un poco esa labor, pues ahora en lugar de caminar todo el día, uno puede estar en una oficina cómodamente, buscando los contactos y mandando correos. Sin embargo, el “porcentaje de bateo” suele ser muy bajo, pues así como es más fácil contactar a alguien, también para éste es más sencillo ignorar o borrar la información sin remordimiento. En pocas palabras, para que el chicle pegue, la información debe de llegar a la persona indicada, en el momento justo. Un escenario utópico donde el cliente piense: “dónde podré localizar a una agencia” y en ese momento nuestro correo aparezca. Se necesita mucha, mucha suerte. Por fortuna, y si estás acostumbrado a hacer las cosas bien, también existe otra opción de venta: cuando tus clientes te recompran o te recomiendan. Aquí la clave está en dar todo en cada proyecto. Nuestra mejor carta de presentación es nuestro trabajo y definitivamente es más sencillo que estar tocando puertas. Una recomendación de nuestro cliente a otras áreas siempre tiene más valor, y también conlleva más responsabilidad. Pero es una cadena que puede ir creciendo de manera insospechada. Si ya experimentaste ese comprobadísimo porcentaje de 100 a 1 en contra, mejor inviértele a la calidad de tu trabajo. Tu porcentaje de bateo se irá para arriba.
Comentarios