Una noticia que ha estado dando de qué hablar últimamente versa sobre las demandas en contra de las empresas que desarrollan la IA generativa. La más reciente, a inicios de este mes, cuando un grupo de escritores demandó a OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, por utilizar sus textos sin permiso para entrenamiento de Chat GPT.
Los autores involucrados en esta demanda, incluyendo a Paul G. Tremblay (Premio Bram Stoker 2015 por Una cabeza llena de fantasmas) , David Henry Hwang, Rachel Louise Snyder y Ayelet Waldman, argumentan que la inteligencia artificial (IA) de OpenAI fue entrenada con material protegido por derechos de autor, sin la debida autorización.
Los escritores afirman que OpenAI obtiene beneficios económicos al utilizar sus obras para generar una variedad de textos a través de ChatGPT y consideran que estas acciones fueron intencionadas y realizadas a sabiendas de que estaban utilizando contenido protegido: “Los actos de infracción de los derechos de autor de OpenAI fueron intencionales, deliberados y con desprecio a los demandantes”, se puede leer en la denuncia.
Rachel Louise Snyder, una de las demandantes, compartió sus razones para unirse a esta causa en una publicación en la plataforma X. Su objetivo es establecer límites para la IA y proteger los derechos de los escritores, no solo de su generación, sino también de las futuras.
Pero como se ha dicho, esta demanda no es un caso aislado. Otros escritores, incluyendo a Michael Chabon (Premio Pullitzer 2001 por Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay) y algunos otros condecorados por sus libros y guiones, demandaron a Meta en una acción similar, alegando que la empresa infringió sus derechos de autor al recolectar una gran cantidad de libros en línea y utilizarlos para entrenamiento y creación de obras que violan sus derechos y hasta se están vendiendo en Amazon.
Los autores, enfocados en luchar por sus derechos en un momento en que la IA se está convirtiendo en una herramienta poderosa, plantean demandas importantes, como la necesidad de obtener permiso para utilizar material protegido en programas de IA, recibir una compensación justa por el uso de su trabajo en el entrenamiento de IA y obtener pagos por la utilización de sus obras, incluso si las producciones de IA no cumplen con las normas vigentes.
A pesar de estas preocupaciones, algunas voces importantes en la industria, como Stephen King, creen que la IA aún está lejos de reemplazar a los escritores humanos en el ámbito literario. Sin embargo, la industria discográfica ha sido mucho más firme en su respuesta ante la música generada por IA.
En resumen, los escritores están uniendo fuerzas para proteger sus derechos de autor en un mundo cada vez más influenciado por la inteligencia artificial. Estaremos atentos a cómo se desarrolla esta situación. 😊📚🤖
con información de The Hollywood Reporter