Según el informe de la consultora WGSN, 2024 se constituye como un año de reajuste tanto para las personas como para los lugares de trabajo y el planeta.
¿Cuáles son esos cambios? ¿Cómo se engloban? ¿Cómo se conectan? Estos son algunas de incógnitas que se plantean en el estudio de WGSN. Tras meses de minuciosa investigación, se identificaron cuatro perfiles de consumidor que tendrán una fuerte relevancia para los próximos meses.
Sigue leyendo para descubrir a sus consumidores de 2024 y el mundo del mañana.
1. El shock del futuro: La expresión hace referencia directa a la parálisis social y emocional ocasionado por el estrés y la ambivalencia ante la rapidez de los cambios que se experimentan día a día.
En 2024 se marca el inicio del internet del todo, un espacio más allá de los límites geográficos, en donde se desfiguran las barreras entre lo análogo y lo digital. Aunque estos espacios se constituyen como una gran promesa, también son fuente directa de sentimientos negativos tales como ansiedad, como repuesta a la gran cantidad de cambios ocurridos en un periodo de tiempo demasiado corto.
De lo anterior se desprenden dos aspectos
El mito de la multitarea: La pandemia intensificó estos sentimientos, la crisis del aumento del costo de vida, la interrupción de las rutinas y las relaciones presenciales dio pie a la multitarea crónica, particularmente a las personas que teletrabajan. A pesar de ello, las investigaciones demuestran que tan solo el 2.5% de las personas pueden realizar varias tareas a la par de forma eficaz y consciente. Puesto que, realmente, cuando pensamos que se están realizando múltiples tareas, en realidad se está desarrollando una rápida sucesión de acciones y actividades individuales.
Compresión temporal: la percepción del tiempo se distorsiona de manera acelerada en 2024, a causa de la confluencia de las diferentes realidades (analógica y digital), esto se ve más directamente en los usuarios del metaverso y las diferentes realidades virtuales. Una compresión temporal continua puede llegar a provocar una alteración de la realidad, generar o aumentar la ansiedad y un shock del futuro.
2. Sobreestimulación: hace referencia a la sobrecarga sensorial, que ocurre cuando el cerebro recibe más información de la que logra procesar, dicha información es proveniente de la conectividad constante y la revolución sensorial, lo que desencadena un espiral de aceleración, puesto que las personas están conectadas el mayor tiempo posible y con ello, llega el aumento de uso de redes sociales, el e-commerce, los videojuegos y las plataformas de streaming de video, desatando una gran disminución de atención por parte de los usuarios y la tendencia (a largo plazo) del uso de las plataformas de videos cortos.
3. optimismo trágico: Hace referencia a las múltiples indagaciones sobre el sentido de la existencia humana y crecimientos de los individuos en medio del caos universal.
El optimismo trágico será ineludible en 2024, no solo por la guerra en Ucranía, sino también por el sentimiento de abrumación provocado por la llamada “cultura de superación” la cual, genera en las personas un miedo constante de volver a una normalidad que no se ajusta a sus ideales o aspiraciones (FoNo)
4. Fascinación: Ethan Kross, psicólogo estadounidense de la Universidad de Michigan, define esta sensación como “la maravilla que sentimos cuando nos encontramos con algo poderoso que no podemos explicar fácilmente”.
La Fascinación probablemente fue una herramienta directa de supervivencia en tiempos anteriores y es completamente necesaria para el crecimiento humano en un futuro, puesto que experimentar asombro o fascinación aumenta el enfoque de las personas en el presente. La investigación demuestra que los consumidores de hoy no son los mismos de hace años ni serán iguales a los de mañana. Ser capaz de balancear las necesidades e inquietudes de hoy con las demandas del futuro es un acto necesario para la supervivencia de las marcas