Walter Elias Disney, oriundo de Chicago, Illinois, creció en un ambiente lleno de dificultades económicas, sin embargo, éstas no le impidieron cumplir sus sueños de convertirse en dibujante, caricaturista y contador de historias. Lo que él no supo, es que no sólo nos dejó su arte como legado, nos dejó muchas lecciones de marketing…
Él entendió al mercado, las necesidades de éste, supo los deseos del cliente (o sea todos nosotros) y su idea/trabajo fue tan bueno que sigue vendiendo esperanza e inspiración –he ahí su prevaleciente éxito–.
via GIPHY Creó una de las marcas más importantes y conocidas en todo el mundo: The Walt Disney Company; la licenciadora, compañía de medios de comunicación y entretenimiento más grande e importante del mundo. Las décadas han pasado y ésta prevalece haciéndose cada vez más fuerte. El secreto es: conocer su mercado.
Tan sólo vean, como todo lo que esa empresa crea o compra, es contenido atemporal, sus películas son clásicos, hay merchandising para todos y te vendieron la experiencia única de sus parques, demostrándote por qué son «the happy place in the world», un mundo lleno de detalles y momentos para chicos y grandes.
Una de las piezas claves dentro de su estrategia principal fue: poner a Mickey Mouse como imagen oficial de la compañía. Este amiguito animado genera tan sólo el 40% de las ganancias de los ingresos en Disney. Muy independiente del aprecio que le tenía a este personaje por haber sido el primero que creó, Walt Disney sabía que poner una figura tan empática le daría el éxito que tanto estaba buscando.
Ahora, seamos sinceros, ¿qué necesidades NO te ha creado?
La empresa desde que fue creada sabía que la población necesitaba buen entretenimiento y desde entonces no ha parado de crearlo y de dar lo mejor. Tenía tanta obsesión por los detalles porque sabía que sus diferenciadores serían el soporte de un buen negocio.
Su obsesión era tanta que no soportaba que algo estuviera mal hecho, mal puesto o mal mostrado, por lo que implementó que para TODO lo que se hiciera dentro de la empresa, tuviera una estrategia de ejecución útil.
Ejemplo: No se hace una película sino se tiene una buena historia, animación, staff, cast, soundtrack, etc, y que ésta sea redituable, no sólo monetariamente sino emocionalmente.
Dentro de sus tácticas de perfeccionismo por esos detalles están sus NORMAS estrictas, éstas le permiten a la empresa poder tener un control de todo lo que sale de ella.
Mostrarte «sólo el lado bueno» es parte del show, es la respuesta del porqué QUIERES CONSUMIR TODO de ellos (sin importar la edad).
Para esta empresa los deseos del cliente son órdenes, tienen tan bien estudiados a sus consumidores que, apenas estás pensando en lo que quieres, cuando ellos ya te lo están dando.
El Mundo de Disney es una máquina de experiencias y de perfeccionismo creado a propósito…
Al parecer este emporio no morirá, nada más checa qué fue lo último que viste o compraste de esta marca. Ahora toma lo mejor de este negocio y plásmalo en tu proceso creativo 😉
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