Hace unos días, el Museo Balenciaga (provincia de Guipúzcoa, España), de la mano del Museo de Diseño de Barcelona, estrenó la muestra “Distinción. Un siglo de fotografía en la moda”.
Ambas disciplinas, fotografía y moda, han convivido en cercana armonía durante 100 años al menos. Se dice fácil y tal vez se piense exagerado, pero no es así: la moda no sería lo que es hoy sin la fotografía y viceversa.
Hablaré desde la perspectiva de fotógrafo, que es donde me siento mucho más cómodo.
Si analizamos la historia de la fotografía ligada a la moda nos daremos cuenta de la influencia que ha ejercido no sólo para la difusión de los productos en turno, sino para hacer de la moda un evento que sobrepasa a su propio tiempo, a su propia moda.

Quizá ahora se vean un poco más alejadas una de otra (aunque no sea así en la realidad), pero la fotografía acompañó a la moda durante todo el siglo 20. Sin Internet, sin la masividad de los medios electrónicos durante buena parte de la centuria y sin otra forma de poder comunicarla, la moda requirió siempre de los especialistas de la lente.
De ahí que algunos nombres del gran glosario de la historia más fashionista sean Patrick Demarchelier, Richard Avedon y Mario Testino. Sí, todos ellos fotógrafos.
Me gusta definir la fotografía como el arte de hacer los segundos eternos y esta frase no se puede aplicar mejor en el ámbito comercial que cuando hablamos de la moda.
La fotografía en la disciplina textil hace mucho que dejó de ser un simple comunicador del trabajo de las grandes casas como Chanel o Prada.
El interés que esconden algunas de las fotografías más memorables tiene que ver también con el reflejo de una época. Aunque parezca contradictorio, una buena historia del empoderamiento femenino se podría contar a través de la fotografía de moda, por ejemplo.
Y no sólo eso, podemos llevar el ejemplo aún más lejos: el mundo de la moda fue el primero en aceptar a las y los modelos transgénero y busca cada vez más la inclusión tanto de modelos como de público LGBT+, justo como sucede en otros ámbitos de la sociedad.
El mundo de la moda es un reflejo inmediato de su tiempo, de sus políticas y de su tolerancia. Y la fotografía también es el registro histórico de cómo sucedió.
Con la llegada de la era digital y de miles de posibilidades para obtener buenas imágenes, el ámbito de lo fashion sigue requiriendo de los profesionales más experimentados.
No basta con una buena foto, se requiere un lenguaje gráfico depurado para conseguir las mejores fotografías, aquellas que sí pueden ser elegidas por las editoriales o las que pueden crear books ganadores para los y las modelos.
Las marcas relacionadas con la moda deben ser conscientes de ello. Y no sólo me refiero aquí a la importancia de contar con buenas fotos de stock, sino a todo lo que he intentado resumir en esta columna:
la fotografía es uno de los caminos más seguros para entrar en la historia de la moda.
AUTOR Jonathan Klip Fotógrafo profesional, padre y esposo, director de @RECREAMKT The Happy Coompany. @Jonathanklip e Instagram: @jonathanklip
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