Ser parte de una agencia “nueva”, liderada por grandes creativos que se han embarcado en la aventura de independizarse y ser (más) reconocidos en el medio, parece estar de moda. Está de moda. Esas agencias que en menos de x años ya despuntan como agencias del año y están en el top 10 de “las agencias de publicidad en las que más gente quiere trabajar” son un peligro. Todos tenemos sueños de grandeza e ilusiones de ganar tantos premios como sea posible, ser conocidos y reconocidos por nuestra vena creativa que derrocha ideas a diestra y siniestra. Es ahí cuando aparece en nuestro panorama la idea de ser parte de una de las mejores agencias independientes, porque sabemos que lo nuevo y diferente la lleva, porque creemos que nuestras ideas serán valoradas por su alto contenido creativo y que una agencia nueva, con el hambre de hacer publicidad diferente y destacar, aceptará todo y luchará con fuerza por romperla en el medio. Piénsalo dos veces porque quizá esos sueños no son tan reales. Es verdad que las nuevas agencias pretenden romper los paradigmas de publicidad establecidos, que quieren comerse al mundo, cambiar la mentalidad del cliente y demostrar que la era de las trasnacionales quedó atrás. Dicen por ahí que para lograr grandes resultados, necesitas hacer grandes esfuerzos, y es cierto. Ser parte de ese mundo que pretende asombrar al planeta, cuesta, y cuesta mucho. Sabemos que la vida publicitaria es intensa y súper absorbente, pero recordemos que estas agencias no han llegado a donde están por quedarse dos días de la semana a las 5am. No. La verdad es que estas agencias son una prueba constante para manejar la frustración, el estrés, la mala alimentación y la paga prácticamente inferior a lo que “deberías” ganar. En esos lugares el dicho “hacerlo por amor al arte” tiene todo el sentido del mundo. La mayor ventaja que existe en este tipo de agencias es la ambición. Sí, la ambición de llegar más lejos, de hacer más, de lograr lo inimaginable, de demostrar de que estás hecho y sacar tantas ideas como sea posible. Esas agencias son una gran escuela, son la escuela más intensa y ruda a la que podrás asistir. Sus “alumnos” son realmente buenos y tus ganas de sobresalir deben ser mayores (además de tu talento, claro) y bueno, no hablemos de los profesores. ¿Alguna vez viste Harry Potter? Si no recuerdas o no la viste (vela inmediatamente, bueno, mejor lee los libros), existe una escuela de magia y hechicería a la que todos quieren entrar: Hogwarts. Lamentablemente, sólo los mejores logran recibir su carta a los 11 años y ser parte de este exclusivo colegio. Así es con estas agencias, si eres suficientemente talentoso (o tienes buenos contactos) podrás entrar y demostrar que ningún Señor Tenebroso (el malo de Harry Potter) te vencerá. Estar de moda está cool, pero como toda moda, pasa. Sólo el tiempo dirá si esas agencias lograrán triunfar ante la gran batalla que representa ser independiente e innovador, yo creo que hay grandes posibilidades. Si tú quieres ser parte de ellas, busca la forma de obtener tu carta y una vez que estés ahí, chíngale como nunca para que ningún Señor Tenebroso te haga una cicatriz. Imagen cortesía de iStock
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