Si bien es cierto que en estas fechas lo primordial es la familia y no la comida, ésta también se vuelve un elemento muy importante: no en vano la última campaña de Ikea, “Cocina con el corazón, cocina con la cabeza”, demuestra que en España llegamos a tirar más de un cuarto de lo cocinamos por Navidad. Para que esto no suceda, y puedan seguir atiborrándose de manjares indescriptibles sin remordimientos de conciencia y sin ser tentados en comprar unos canapés por si acaso, les propongo un menú alternativo y pantagruélico (del chef François Rebelais y su obra Gargantúa y Pantagruel) para convidar y alimentar el alma de sus comensales: Menú literario para empacharse Entrantes Sirva un poco de Mastering the Art of French Cooking de Julia Child, recomiendo la versión en película, dirigida por Nora Ephron y con una maravillosa Meryl Streep: Julie&Julia, para ir abriendo el apetito. Abusen de aperitivos cósmicos de semáforos con El Gourmet Extraterrestre, obra de Andoni Luis Adúriz, Raúl Nagore y Guillermo Ganuza. Y para generar buen ambiente: La cocinera de Himmler, Franz-Olivier Giesbert. Primer plato Afrodita, de Isabel Allende, es una obra magnífica llena de ingredientes muy eróticos, como la sopa: “… ¡Ah, la sopa de los jueves! Era un líquido turbio, donde flotaban trozos indeterminados y grises, tal vez las sobras de la cocina de los últimos días. Llevarse cada cucharada a la boca, bajo la mirada compasiva, pero inflexible, de la directora de la institución requería tanto autocontrol, que al terminar me invadía una satisfacción espiritual sólo comparable al placer erótico…”. Aderezar con galletas de canela y acompañar con vino blanco, a ser posible un sauvignon blanc. Segundo plato Como agua para chocolate, de Laura Esquivel. Y para los que sean más de películas, Alfonso Arau la llevó a la gran pantalla. Hará las delicias de los invitados con el paladar exquisito y en busca de nuevos sabores. Pueden probar a con el formato de algunas aquí, y un consejo para las Codornices en pétalos de rosa: “…Tita apretaba las rosas con tal fuerza contra su pecho que, cuando llegó a la cocina, las rosas, que en un principio eran de color rosado, ya se habían vuelto rojas por la sangre de las manos y el pecho…”. Dato curioso: las sobras se pueden llevar en tupper, pues hay una edición que incluye un audiolibro. Si se les indigesta, prueben el pescado de la mano del chef Vicente Blasco Ibañez, con Flor de Mayo: “…La sardina amontonábase en democrática confusión al lado del orgulloso salmonete y la langosta de obscura túnica, que agitaba sus tentáculos como si diese bendiciones…” Postre Caperucita en Manhattan, de Carmen Martín Gaite. Ideal para los niños y en especial los más golosos, les dejo un extracto al que no podrá resistirse su paladar literario: “…Se disponía a coger la cestita, cuando notó que aquel señor se adelantaba a hacerlo, alargando una mano con grueso anillo de oro en el dedo índice. Le miró, había acercado la cesta a su rostro afilado rodeado de un pelo rojizo que le asomaba por debajo del sombrero, estaba oliendo la tarta y sus ojillos brillaban con cordial codicia. — ¿Tarta de fresa? ¡Ya decía yo que olía a tarta de fresa! ¿La llevas ahí dentro, verdad querida niña?…” Imagen cortesía de iStock
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