Existen varias cosas que nos ponen en jaque a la hora de hacer creatividad; tiempos, presupuestos, desorganización y sobre todo, desesperación. Esta pequeña alteración extrema del ánimo causada por la frustración, el encabronamiento y la ausencia de esperanza es la culpable de que hagamos tonterías. En el rush de sacar una campaña, con los tiempos encima, la presión de los jefes, ganar premios o quedarse con la cuenta, algunas veces (y hay que aceptarlo) recurrimos a bajezas creativas; buscamos “inspiración” en los otros, en cosas ya existentes. Y es que una cosa es inspirarse y otra cosa es sobre-inspirarse y cuando eso pasa, estamos cagados. He llegado a una conclusión bastante cercana respecto a este tema. No es que lo hagamos deliberadamente, pero, entre tantas piezas y campañas a las que estamos expuestos, sumando la necesidad de estar al tanto de lo que se hace en otros lugares, perdemos foco y terminamos proponiendo una idea existente, sin saber o darnos cuenta que es realmente una sobre-inspiración. Y no es nuestra culpa (pretextos de perdedores) es el exceso de información la que nos termina por sabotear. Por eso, te dejo 4 puntos para saber cuando la inspiración se esta volviendo robo y cómo evitarlo.
- Tienes un presentimiento. Las corazonadas son lo más importante en nuestro campo así que es momento de empezar a seguirlas.
- A alguien le suena. Escucha las voces que tanto odiamos porque pueden tener razón, quizá es tu propia voz, hazle caso, si ya sabes como te pones ¿pa’ qué te invitan?
- Sabes perfecto que es lo mismo pero le diste la vuelta. No te engañes, sabes perfecto que ya está visto y hecho, que le cambies la tipografía o el entorno, no la hará nueva, fresca y relevante.
- Crees que nadie se va a enterar. ¡Mentira! Tarde o temprano todo sale a la luz, no te arriesgues.
Estoy seguro que tu creatividad es bastante buena, ten paciencia y sigue rascándole, dándole la vuelta e inspirándote, pero sólo eso: inspiración. Te juro que no quieres ser el creativo (o peor aún, la agencia) que roba todo y ser el hazme reír del mundo publicitario. Cuida tu reputación, pero sobre todo, cuida tus ideas, porque las mejores siempre se sufren y ¡vaya la manera! Imagen cortesía de iStock
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