Recuerdo el primer capítulo de Madmen que vi. Estaba aún haciendo mis prácticas, recién terminada la carrera y alguien habló de la serie en un foro de internet. Esperaba una serie de tipo histórico algo así como Érase una vez la publicidad en Madison Avenue y me llevé un chasco acompañado de una agradable sorpresa. Chasco, porque Madmen no es simplemente un repaso a la historia de los publicistas de Madison Avenue; no es una revisión de los hitos de la historia de la publicidad ni de sus fiascos. Madmen es el espejo social detrás del que cada uno de nosotros construye su historia. Es la serie de aquellos que atraviesan las mieles y las hieles de la nueva sociedad de consumo que comienza a forjarse durante esa época. Todos somos Don Draper, todos hemos vivido, sentido, llorado e incluso fantaseado con crearnos una nueva identidad, con forjarnos a nosotros mismos. ¿Quién no ha soñado con tener la reputación profesional de Don? El director creativo capaz de seducir al cliente y traer las mejores cuentas a la agencia. Ojo, no debemos olvidar el otro lado los sinsabores de la vida, las separaciones, engaños, decepciones y la rivalidad entre compañeros. No todo es de color de rosa en este mundo, pese a todo ello nuestro antihéroe Don triunfa. Confieso que tengo miedo de ver la última temporada, que una parte de mi prefiere soñar con su final preferido para unos personajes que han crecido conmigo y me han acompañado durante mi desarrollo profesional de becaria a account manager. Pero la realidad está ahí, así que suspiro hondo, hago de tripas corazón y me preparo para saber cómo acaba la historia de ese grupo de publicitarios que un día entraron a formar parte de mi vida y de los cotilleos de la agencia. No negaré que incluso entre nosotros bautizamos a nuestro Pete Campbell, Peggy, el viejo Cooper pero no, no fuimos capaces de encontrar a nuestro Don Draper quizá porque en cada uno de nosotros hay potencial para ser Don. Lo más reconfortante de estas temporadas es el saber que detrás de la genialidad publicitaria hay personas que ríen y lloran, que tienen días buenos y malos, que triunfan en lo profesional y son incapaces de mantener un equilibrio personal. Mientras tanto siempre nos quedarán los gadgets creados por AMC para promocionar el fin de la era Madmen. Pasen y vean.
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