Cuando era pequeña me preguntaba: ¿Por qué mi familia no era rica? Y ni siquiera me faltaba algo, pero me parecía que debíamos tener más, comparado con la abundancia que veía en las pelis y en los libros y en la tele. Ahora, aunque sé que el dinero no es TAN importante (pero como ayuda), no puedo sentirme segura si no tengo la certeza de pagar deudas, de trabajar para disfrutar y tener unos ahorros. Sé que no pasa nada, de hecho te vuelves más creativo y administras mejor lo que tienes, pero si me preguntas qué me hace falta para ser feliz te diré automáticamente que mucho dinero. Y ni siquiera sé si lo necesito. Los estudios se hartan de decirnos que una vez tienes las necesidades básicas y ciertas comodidades que consideras imprescindibles (en mi caso, el wifi, ¡por ejemplo!) cubiertas y aseguradas, las subidas en tu poder adquisitivo afectan poco a tu estado de felicidad general. Que si estás luchando por pagar la renta o comer probablemente no estés muy feliz. Pero si sabes que puedes pagar lo básico con cierta seguridad, no habrá gran diferencia en tu estado de felicidad generalizada si cobras dos mil pesos más al mes. O sea, que estamos programados para oscilar más o menos siempre entre el nivel de felicidad que tenemos ahora –a no ser que estés pasando por una depresión o algo específico, claro, pero una vez la superes volverás a tus niveles normales-. Por tanto, y no sé si eso es bueno, deberíamos hacernos a la idea de que excepto pequeñas crisis o bajadas puntuales, siempre vamos a sentirnos aproximadamente igual de felices. Así que, ante la pregunta ¿cuánto dinero compraría mi felicidad? tuve que hacer un poco de investigación y encontré lo siguiente: Parece ser que la felicidad sólo se mide en términos de satisfacción con dos cosas muy concretas: -Tus relaciones personales -Tu trabajo Tus relaciones personales Parecería que en el campo de las relaciones sociales solemos tomar malas decisiones. Sé que hay gente muy abierta y sin problemas de relación o comunicación, pero lo cierto es que cada vez más estamos convirtiéndonos en una sociedad aislada. A mí me ha pasado millones de veces esto de sentirme sola, y no conozco a nadie que no lo haya experimentado a su manera en su tiempo. Quizás porque creemos que necesitamos encontrar a ciertas personas “ideales” que encajen con nosotros mientras no sabemos relacionarnos (o no podemos, o no queremos) con los que tenemos cerca. El caso es que todos somos más parecidos de lo que probablemente nos gustaría, y lamentablemente nos juzgamos en tres segundos en base a cosas que no tendrían mucho que ver con lo adecuada que sería o podría ser esa persona para nosotros y nuestra felicidad (amor o amistad sin distinción). Las buenas relaciones, las que tenemos con personas que nos comprendan a un nivel profundo y no sólo superficial, con las que podemos realmente compartir y sentirnos acompañad@s, apoyad@s y “alimentad@s” nos hacen más felices. Tu trabajo Está demostrado que el placer que uno consigue con su trabajo es completamente independiente del sueldo que está recibiendo. Puede parecerte que si te pagasen tres veces más irías a trabajar mucho más contenta. La realidad es que no. Si el trabajo te gusta, por supuesto irías contenta, igual que vas ahora (suponiendo que tu trabajo te da lo que necesitas para vivir), pero si sientes que tu trabajo es una mierda no contribuye para nada a tu estado de felicidad y satisfacción general. Igual es que cuanto más tenemos y más cosas acumulamos nuestras expectativas crecen y crecen y más cosas queremos y creemos que necesitamos así que acabamos “necesitando” cobrar más para vivir como pensamos que estaremos mejor, lo que simplemente significa “con más cosas” y al final nos metemos en la rueda del ratón y no podemos salir. (Como un vil Lobo de Wall Street). Por otro lado, igual el problema aquí es que no sabemos elegir o no podemos encontrar un trabajo que reúna lo que necesitamos para sentirnos realizados. No sabemos imaginarnos realmente cómo sería la vida al estar en cierto trabajo, o seguimos consejos de personas que no tienen nada que ver con nosotros o con la manera en que desearíamos vivir. Lo que cuenta en un trabajo es que lo llenes de significado. Que si el significado de la vida es tener millones de pesos, adelante. Que si es dejar huella y convertirte en alguien importante y reconocido, adelante. Que si simplemente por seguir lo que te apasiona y usar tu talento (y eso no tendría que excluir necesariamente ganar dinero a la vez), bien por ti. Por tanto, y para acabar, puedo concluir y concluyo que no vamos a ser más felices cuantos más ceros haya en nuestra cuenta bancaria. Lo único que importa, pero de verdad, es que tengamos relaciones con significado y que trabajemos en algo que nos guste y que nos permita conseguir lo que de verdad deseamos. Sea lo que sea. Un abrazo. Imagen cortesía de iStock
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