¿Cómo cobrar por mi trabajo? Cuando te gradúas, en lo único que piensas es en salir y encontrar trabajo, siempre buscas una oportunidad en alguna agencia o buró de diseño, te ofrecen un sueldo base como recién graduado y con suerte comienzas a trabajar de forma inmediata. En algunos casos el lugar donde hiciste las prácticas te ofrece trabajo al terminarlas, aunque no muchos tienen esa suerte. El problema no es ese, el problema real viene cuando no encontramos trabajo y tenemos que comenzar a generar ingresos por nuestra cuenta, o en el mejor de los casos, se nos presenta la oportunidad de tener algún proyecto alterno como freelance. Entonces todo toma una perspectiva nueva cuando tu primer cliente dice “¿Cuánto me cobras por diseñarme un logotipo?” —¡Madres! I‘m screwed. No creo que las escuelas, o la gente en general, se de cuenta de lo estresante que puede ser para un diseñador o creativo cobrar por su trabajo, si, estamos de acuerdo que existen muchas profesiones que tiene precios estandarizados, o saben en promedio como llevar a cabo una consulta por ejemplo, cobrar por servicios y proyectos, pero, qué haces cuando un potencial cliente de una PyME que va iniciando dice: “no tengo dinero”, y cuando una empresa establecida con flujo de capital dice lo mismo; está claro que las mismas palabras tienen significados diferentes para ambos. Si a esto agregamos a aquellos que amedrentan a jóvenes diseñadores con el “yo tengo un amigo/primo/vecino que me hace esos dibujitos por (coloque aquí una cantidad ridícula de dinero)”, estamos mal, y lo peor es que nosotros dejamos que siga mal. En estos casos yo me alejaría de estos prospectos lo más pronto posible. Es importante dejar en claro que nuestro trabajo no solo tiene un valor, y nuestro expertise es igual o más importante que cualquier otro profesionista que existe ahí afuera tratando de ganarse la vida, nuestra profesión requirió de preparación, estudio, trabajo, y como un médico que año con año va a congresos y estudia diplomados y especialidades, nosotros nos alimentamos constantemente de información, leemos y estamos de forma constante alimentando a nuestra mente de nuevas ideas, conceptos, diseños, y formas de comunicar y hacer mejor nuestro trabajo. Aprender a cobrar es un arte que no puedes escribir, preparar y armar en una hoja de Excel y esperar a que siempre este ahí, como las listas de precios que ponen las taquerías al lado de la caja, nuestro trabajo es subjetivo, impresionantemente subjetivo, pero eso no significa que no podamos establecer métricas precisas y bien elaboradas de cómo hacerlo. Es por ello que te comparto un par de consejos que espero te sean útiles, yo hubiera dado una coca y un gansito, feliz de la vida si alguien me los hubiera dicho cuando me gradué. Siempre cobra según el trabajo solicitado, se claro y preciso en cuánto y porqué estás cobrando, nunca dejes nada a la especulación, si algo extra surge, tómate el tiempo de dejar en claro que eso no estaba en el presupuesto inicial y si aún requiere ese servicio se cobrará por separado. Recuerda, ellos están solicitando un trabajo que sólo tú, como profesional, eres capaz de realizar. Toma en cuenta tus gastos, estrategia o plan de trabajo, tu nivel de experiencia, habilidades, reputación y situación actual; así como de parte del cliente si este es nuevo o ya habías trabajado con él, la comunicación existente, eficiencia en juntas y toma de decisiones, capacidad de concretar, nivel de exigencia y forma de pago. Recuerda que siempre es importante organizar cada uno de estos puntos, y una vez hecho esto pasarlos por escrito, junto a esta lista hacer una más con el proyecto que te han solicitado, no olvides considerar el nivel de dificultad del mismo, horas estimadas de trabajo, (estas horas multiplícalas por dos y súmales un fin de semana, no es broma, hazlo), urgencia, alcances, y costos extras no estimados como coordinación, sub-contratación y supervisión de imprentas u otros proveedores, por ejemplo. Y por último, siempre establece un contrato, aunque este sea informal, lo ideal es que sea legal y en el se establezcan todos los aspectos y alcances del proyecto, pero si no es así, trata de siempre ser claro en todos los correos que escribas y los documentos que intercambien. Se honesto, claro y justo, tu reputación es y será invaluable de aquí en adelante, un proyecto puede llegar a salir mal, pero tu reputación como profesional siempre debe resultar intacta. Después de contemplar todos estos puntos de forma cuidadosa, entonces ofrece una cantidad, no antes, no en el momento, se claro, frío y meticuloso, ya que esta será tu fuente de cocas y gansitos y las demás cosas sin importancia de las cuales vivimos. Imagen cortesía de iStock
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