En el campo creativo, aprendemos técnicas y teorías, las ponemos en práctica, pero lo que muchas veces no aplicamos o no se suele enseñar, es romper con lo que ya está establecido. Me refiero a eso que frena y debemos cambiar para ser innovadores… Es necesario romper con esquemas que se desprenden de actitudes o comportamientos que frenan la energía creativa. Para conseguirlo habrá que decidir cambiar de paradigmas, transformarlos o bien adoptar otros. En diseño es básico construir día a día una nueva forma de ver la realidad. Tenemos que abstraerla, asimilarla y reformularla. Huir de lo obvio. Pero así como existe nuestra capacidad de aprender, lo más importante es la necesidad de des-aprender. Veamos, muchas veces tenemos miedo a materializar nuestras ideas. Eso es lo primero que deberíamos des-aprender. El miedo frena y no nos permite fluir. En el campo creativo, es muy fácil desafanarse de “miedos” siempre y cuando se canalice esa energía de forma correcta, ¿cómo?, inclinándonos a experimentar e interactuar con nuestro medio… digamos que aprehendiendo la confianza en nosotros mismos. Hay ocasiones que frente a un proyecto se genera mucha ansiedad, y más que por el resultado es por no saber cómo empezar… pero ¿qué pasa si se confía?, simplemente se pone en la “mesa”, se analiza, se discute y se hace. Otro factor a des-aprender dentro del diálogo con el que se inicia un diseño, es tratar de imponer ideas. Y esta parte es importante, tal como si fuera una fórmula, entre más flexibles seamos clientes y creativos, mejor serán las propuestas, mejor será el objeto de diseño. Si entendemos que el diseño “une su apellido”, nos daremos cuenta que cada rama de nuestro campo se fusiona, se comprende y trabaja en conjunto con otros campos. Hacerlo conciente beneficia nuestra inventiva. Por otro lado, des-aprender esos vicios a los que recurrimos, esos “estilos” de los que no nos desprendemos, sería un punto de evolución. Aunque el estilo personal es muy válido y ciertamente nos identifica, lo ideal es conservarlo e irlo renovando para que siga vivo, es decir, transformarlo para seguir moviendo nuestra capacidad creatividad. Muchos de los clientes con los que nos podemos topar no quieren correr riesgos, y prefieren quedarse con la misma imagen (por ejemplo), y está bien, solo que el verdadero riesgo es no cambiar. Por último des-aprender a no cuestionarnos. Siempre hay que preguntarnos por qué y para qué. En diseño son cuestionamientos de todos los días, nuestra propia cognición e intuición decidirán las respuestas, las soluciones y las nuevas soluciones. Si no nos preguntamos y generamos respuestas, difícilmente creceremos como diseñadores y perderemos esa “chispa” que nos ha venido apasionando desde siempre. Con todo lo anterior, podemos ver que la importancia de reinventarse como creativo radica en una lucha por romper clichés o estereotipos que configuran esquemas y/o realidades que ya no funcionan y no aportan ninguna solución en ninguna esfera de nuestra sociedad. Me despido, y ¡feliz inicio de año!
Comentarios