La publicidad es como jugar a las escondidas, todos los involucrados tienen el riesgo de ser encontrados o la oportunidad de encontrar a alguien. Me explico: En el juego de las escondidas existen dos tipos de jugadores: el que sale a buscar y el que se esconde para, en un descuido del cazador, salvarse tocando un poste. No hay una regla establecida pero si te toca esconderte y te encuentran, pierdes, entonces tienes que ocupar el puesto de el que busca hasta encontrar a otra persona. Y así hasta el infinito. Algo parecido pasa con la publicidad de nuestra época, hay marcas que salen a buscarnos para ofrecernos cosas y hay otras que se “esconden” esperando el momento perfecto para salir, y ofrecernos cosas. Hablo de la publicidad tradicional y de la digital, específicamente. Véanlo así: Publicidad tradicional: ésta es la equivalente al que le toca buscar y encontrar, por eso vemos publicidad en espectaculares, flyers, revistas, prensa, radio, televisión, etc. Nos quiere encontrar cuando estemos deseando algo para utilizar la promoción que están ofertando. Este es el modelo que todos conocemos, el “estamos aquí, por si nos necesitas” de las empresas, que es muy bueno porque muchas de las decisiones de compra se hacen al momento gracias a alguna promoción en el punto de venta. Solo que hay más desgaste e inversión por parte del anunciante. Publicidad digital: veamos a la digital como ese que se esconde muy bien esperando el momento adecuado para salir a salvarse, en este caso, salir a encontrarte a ti, consumidor. Digo que se esconde porque no la vemos por ahí en las calles o a simple vista en Internet. Ella espera a que tú mandes señales para que salga y te encuentre, por el uso de palabras clave, tus intereses, que entres a una lista de remarketing, etc. Solo hablo de la publicidad digital que se segmenta no de la masiva. A pesar de tener ventajas muy competitivas para los negocios, esta rama no es tan conocida como quisiéramos: estamos hablando de mostrar tus anuncios a quienes realmente estén interesados en lo que vendes, de pagar solo a quienes le den clic a tus anuncios, de poder elegir, incluso, si quieres que solo los usuarios de iOS los vean, entre otras bellezas. Ahora, no quiero echar tierra a la publicidad tradicional (o sí), pero al tener el papel del buscador, tendemos a huirle, como en el juego. No es nuevo decir que aunque seamos publicistas, odiamos a la publicidad que busca, porque generalmente no pide permiso y se mete, no pregunta y te ofrece y ahí se queda, hasta que ya no la ves y se vuelve parte de la ciudad. Tampoco quiero engrandecer a la digital (o sí), pero es mejor recibida una promoción cuando se le está buscando. Pareciera que Internet nos lee la mente cuando nos manda los anuncios de algo que estábamos viendo o leyendo, y hasta nos llega a desesperar cuando solo vemos publicidad de ciertos anunciantes (remarketing). Parte del juego. Es responsable decir que estas dos formas de publicidad funcionan bien, que tienen su campo ganado y no tienen fecha de caducidad. La razón es que no todos estamos en internet y no todos andamos en la calle, cada anunciante sabrá cómo usarlas y si son las dos, mejor. Cada quien sus gustos, pero en el juego, yo prefería más ser de los que se escondían, que los que buscaban. Sentía una especie de complicidad cuando íbamos a ocultarnos, una emoción al asomarnos para ver si el que buscaba estaba cerca y una excitante desesperación al correr para llegar al poste y gritar “¡1, 2, 3 POR MÍ Y POR TODOS MIS AMIGOS!”. AUTOR Daniel Toledo
Soy @eljimmytoledo y me gustará conocer sus comentarios.
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