Muchas veces en el día a día de la agencia, en nuestro trabajo nos quejamos de lo ajustadas que son las campañas, del poco tiempo que tenemos para dar respuesta a briefings incompletos o del bajo presupuesto con el que cuentan nuestros clientes (sí, me muero de ganas de usar como soporte la nueva mega pantalla que han instalado en el centro de Madrid o uno de los proyectores de Deehubs en Seattle o dónde sea). Nos quejamos pero debemos reconocer que del lado del anunciante las cosas no son color de rosa. Con la situación económica actual y la fluctuación del consumo a ver quién es el guapo que decide invertir en una megacampaña a nivel nacional. Llegamos al quid de la cuestión ¿anunciarse o no anunciarse? Hay quienes prefieren reducir costes y otros clientes prefieren mantener el mismo presupuesto publicitario de años anteriores. Estamos en la época de consumo por excelencia entre el Black Friday (ya llegó al otro lado del charco) que marca el pistoletazo de salida de la temporada y los días previos a Navidad. Para muchos anunciantes ésta es la época en la que consiguen la mayor parte de sus ingresos, los que garantizan la producción y continuidad de la empresa durante el año siguiente. Por eso desde aquí les digo lo mismo que a nuestros clientes: “El hombre que deja de hacer publicidad para ahorrar dinero es como el hombre que para el reloj para ahorrar tiempo” (Thomas Jefferson) Imagen cortesía de iStock
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