A lo largo de la historia presidentes de gobierno, ejecutivos, escritores y celebridades, entre otros, han sido persuadidos a escribir su autobiografía o cualquier otro documento que ha requerido de su autoría. No es inusual encontrar que desde discursos presidenciales hasta libros premiados en competencias literarias hayan hecho uso del ‘ghost writer’ o escritor fantasma.
Un escritor fantasma es una persona que obtiene dinero a cambio de que escriba, aunque no se limita a la tarea de redactar, en nombre de otro. La piedra angular de la profesión, el anonimato. Para el escritor anónimo, permanecer en la sombra de un discurso que lee un jefe de gobierno, hoy día, parece más aceptable, que escribir la autobiografía de una celebridad de cine y aceptar que el actor o la actriz no lo confeccionó. Por esta razón, los escritores sombra están sujetos a contratos que prohíben que ofrezcan información sobre esta particularidad.
Al escritor fantasma se le adjudica la labor de confeccionar un escrito, artículo, cuento, novela, tesis, en nombre de una persona o ente que lo contrata. Algunos de los ejemplos más conocidos son: el discurso de despedida de gobierno del primer presidente de los Estados Unidos, George Washington, que fue escrito por el secretario del tesoro de esta nación, Alexander Hamilton. Más aún, en el artículo “A history of the Presidency – Presidential ghost writers”, Henry F. Graff afirma que: “El último presidente que escribió sus discursos fue Woodrow Wilson, utilizando la maquinilla que había usado en sus años de académico”. De acuerdo con Graff, un presidente tiene tantas responsabilidades y tareas que tiene que llevar a cabo, que no es posible que pase su tiempo investigando y elaborando los discursos que presentará, no podría lograrlo de la forma que se espera que el primer ejecutivo de una nación lo haga.
Existen cantidad de razones para que una persona contrate a un escritor fantasma. El que así lo hace busca que se respete su tono, su voz y, sobre todas las cosas, que el contratado sea lo leal en su investigación y redacción. Puesto que investigar y redactar toman mucho tiempo, en muchas ocasiones es preferible pagar a otros para que lo hagan.
El escritor tras la sombra del documento tiene que capturar la esencia, la voz, el tono para quien escribe. Está obligado, cuando es una autobiografía o un discurso, a manifestar la personalidad de quien representa. En el artículo “What a ghost writer does, and why?”, el escritor y bloguero británico, Andrew Croft, propone que el utilizar un escritor fantasma le ahorra tiempo al contratista, sugiere que el uso del peritaje de un extraño para adelantar propósitos propios facilita el tiempo libre.
Por su parte, Scott Laming en el artículo, “Top 10 Ghostwritten Books”, entiende que en el mundo anónimo de ‘palabras por dinero’ el trabajo es inagotable. En su escrito, Laming señala que escritores como los novelistas estadounidense Sinclair Lewis, Premio Nobel de Literatura de 1930, y Katherine Anne Porter, Premio Pulitzer para ficción de 1966, previo a ser reconocidos trabajaron como escritores fantasmas.
Hoy día los avances tecnológicos y de comunicación han afectado la labor del “ghost writer”. Los blogs y las empresas se han unido a las celebridades, escritores y gobiernos para contratar, a su conveniencia, escritores que saben reproducir distintos estilos de marcas y personalidades en su escritura. Obaidul Haque, escritor para Hello Bloggerz, en el artículo, “Three categories og ghost writers (or ghost bloggers), coincide con Graff y Laming en que la persona que busca contratar a un escritor fantasma entiende que va a ahorrar mucho tiempo.
El periodismo de marca se relaciona con el escritor fantasma siempre que la narrativa está redactada por un escritor a sueldo o por servicios profesionales que encarnará en su artificio las exigencias de tono, voz, imagen y credibilidad de una empresa. Ambos permanecen en el anonimato, a pesar de que es su creación, su reflexión y su articulación el producto final de un proyecto u obra. El escritor fantasma trabaja en piezas de ficción como reales, sin embargo, el periodista de marca, por definición, centra su ejercicio en cómo presentar las historias verdaderas dentro de la marca que representa. Tanto los actores y actrices de Hollywood, compañías y partidos políticos buscan aumentar su conciencia de marca por medio de una voz escrita que sea fiel a su imagen y credo. El objetivo, en esencia es el mismo, expandir la conciencia de una marca o imagen para ganar adeptos y fortalecer su credibilidad en el mercado.
Autor: Ramón Esteban Matanzo es licenciado en Lengua y Literatura Hispánica con sub-especialidad en historia y en antropología de la Universidad de Marquette, en Wisconsin, E.E.U.U.. Posee una maestría en comunicación con distinción en redacción para los medios de la Universidad del Sagrado Corazón, en Santurce, Puerto Rico. También, es egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, donde completó el grado de Juris Doctor. Actualmente ejerce como redactor, editor, copywriter, desarrollador de contenido web y consultor mediático. Además, es autor y compositor en varios proyectos musicales. @ramonstrosaurio Imagen cortesía de Fotolia.
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