Prints, logos, empaques, spots de televisión, tarjetas de presentación y muchos más materiales visuales han hecho de la vista un sentido bastante concurrido para la comunicación de marca. Pero existe un sentido que aún no está tan saturado y que resulta una buena alternativa para complementar la publicidad, el oído. Varios estudios han comprobado que los sonidos tienen una gran influencia sobre el comportamiento, desde el legendario dicho “la música calma a las fieras” hasta el impacto que algunas frecuencias sonoras tienen sobre el cerebro y la materia. Así que, si las vacas que escuchan música clásica producen más leche, ¿por qué el mercado con ciertos sonidos no pueden producir más beneficios? Una de las ventajas de los sonidos en publicidad es la recordación. Cuando un jingle es bien compuesto según el mercado y según la marca, las personas tienden a reconocerla con facilidad, sobre todo si se trata de un sonido repetido durante la infancia. El audio branding también ayuda a comunicar los atributos que se le pueden dar a una marca sin largas explicaciones. Por ejemplo, es más fácil transmitir fuerza en un spot de televisión a través de la música como en el comercial de Audi que por supuesto cierra con los latidos que distinguen a la marca; o bien pueden transmitir fragilidad y frescura en el comercial de “Superpharm”.
Ahora bien, el Audio Branding no se limita sólo a los jingles, tonos y sonsonetes pegajosos, pues también incluye el sonido de las palabras y estudia cuáles son las más aptas para la recordación de la marca. Si quieres saber cómo se trabaja, en un siguiente post explicaremos el audio branding en las palabras.
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