A la hora de presentar una campaña pueden darse diversas situaciones que nos lleven a actuar impulsivamente en un intento desesperado por cumplir con el plazo de entrega, olvidando pequeños detalles que pueden convertirse en grandes errores que acabaremos lamentando en la reunión de presentación si no nos encargamos de ellos anteriormente. Puede darse el caso de que hayamos llegado hasta la fecha límite derrapando y a contrarreloj, ya sea por un exceso de encargos, por no haber encontrado una buena idea hasta hace un par de días, porque nos hemos confiado y al final no todo ha resultado salir tan rápido como esperábamos… También puede que seamos primerizos y nos atemorice la idea de exponernos ante una sala de gente dispuesta a diseccionar cada una de nuestras ideas en busca de algo que podría fallar. En estos casos, además, se añade la inseguridad y el estrés, al no saber qué pautas seguir ni qué parámetros deberíamos analizar antes de la reunión. Sea cual sea el caso al que nos enfrentemos, siempre nos vendrá bien recordar cuáles son los puntos clave que deberíamos revisar y cuestionarnos antes de someter nuestros proyectos a la valoración de los “jueces”: 1.- Peloteo creativo: aunque algunas veces se nos ocurra una idea casi sin esforzarnos y nos convenza rápidamente, nunca está de más compartirla con nuestros compañeros, darle otra vuelta, presentársela incluso a nuestros allegados ajenos al mundo de la Publicidad… Todo feedback es relevante a la hora de juzgar nuestras ideas con objetividad. Nuestras ideas son como diamantes en bruto, cuántas más y más variadas opiniones recopilemos, conoceremos mejor las fortalezas y debilidades de nuestra propuesta y más valioso será el diamante que obtengamos. 2.- ¿Has pensado en los intereses de tu target? Cuando nos vemos expuestos a demasiada presión por parte de nuestros superiores, a menudo caemos en el error de intentar satisfacer los intereses de nuestros jefes o nuestros clientes, olvidando los del público, que es al fin y al cabo a quien nos dirigimos. También es frecuente, sobre todo al principio de nuestra andadura profesional, que cometamos el error de perder el rumbo contaminando las ideas con nuestros propios gustos e intereses. Si conectamos con un insight o un concepto, es difícil convencernos de que nuestro público no lo hará. A no ser que cumplas las características del target al que te diriges, trata de dejar a un lado tus preferencias y empieza a pensar como lo haría tu público. 3.- ¿Estamos completamente seguros de que no se haya hecho nada similar con anterioridad? Como ya sabemos, en la actualidad nos enfrentamos a un mercado altamente saturado en el que cada vez hay más productos y más similares entre ellos. Por ello, cuando hay una infinidad de productos similares al que estamos anunciando, con un cliente tipo similar al que nos dirigimos, es fácil caer sin darnos cuenta en un insight que ya ha sido utilizado y acabar haciendo una campaña que parezca inspirada en la de la competencia. Para que esto no nos ocurra es primordial realizar una investigación exhaustiva de lo que se haya hecho con anterioridad y conocer a la perfección las estrategias comunicativas de nuestros competidores antes de ponernos a trabajar. 4.- ¿Cumple nuestra propuesta con cada uno de los objetivos marcados en el briefing? Cuando avanzamos con una idea a buen ritmo es fácil olvidar que hay unos objetivos que cubrir, o creer estar seguros de que los cumplimos, cayendo en el tremendo error de no revisarlos para asegurarnos. No es necesario obsesionarse con ellos, pero si a medida que vayamos avanzando los tenemos presentes, evitaremos tener que cambiar todo nuestro trabajo una vez finalizado por no prestar la suficiente atención. O lo que sería aún peor, que sea nuestro superior o el propio cliente el que nos tenga que recordar cuál era nuestro trabajo. 5.- ¿Tu propuesta se adapta aproximadamente al presupuesto de tu cliente? No merece la pena presentar un proyecto estelar que el cliente no se podrá permitir. Arriésgate únicamente si se da el caso de que la diferencia con lo establecido sea mínima o de que sepas con seguridad que el cliente la podrá asumir. De lo contrario, corremos el riesgo de que el proyecto le encante y eleve sus expectativas, dificultando que algo que esté dentro de sus posibilidades le acabe de convencer. 6.- ¿El concepto se entiende por sí mismo y sin requerir ninguna otra explicación? Si has cumplido con el primer punto de esta checklist, responder a esta pregunta debería ser una tarea sencilla. Las ideas que necesitan una larga explicación para ser entendidas o aquellas con las que nos hacemos un lío solo de pensar en cómo contarlas, quizás no sean tan buenas como nosotros pensábamos. 7.- ¿Cabe la posibilidad de que tu director creativo o tu cliente presente alguna objeción? En caso de que eso ocurra, ¿sabremos cómo convencerle de que es la mejor idea? Este punto puede resultar uno de los más complicados, sobre todo si aún no conocemos muy bien a estas personas. Básicamente, consiste en lograr pensar como ellos lo harían. Como hemos mencionado en el segundo punto, no se trata de satisfacer sus preferencias, pero sí de contar con ellas para pensar los errores que pueden encontrar en nuestra propuesta. De esta manera evitaremos titubeos que nos hagan perder credibilidad y echen por tierra nuestras ideas, siendo capaces de convencerles de que estamos orgullosos de nuestro trabajo y de que es lo más recomendable. 8.- ¿Hemos preparado una presentación atractiva, emocionante y convincente? Digan lo que digan, las primeras impresiones cuentan, y mucho: tan importante es pulir tus ideas como la manera de exponerlas y defenderlas. Por ello es recomendable no solo preparar una presentación llamativa tanto por su contenido como por su aspecto visual, sino también medir las palabras que utilizaremos y tener claro qué es lo que vamos a decir. Además, nos puede ser de gran utilidad invertir los últimos minutos de nuestra exposición en recapitular cuáles son nuestras ideas, por qué las hemos escogido y de qué manera éstas cumplen con los objetivos del cliente y le aportarán una ventaja competitiva frente a la competencia. Esto ayudará a los asistentes a reafirmarse y asegurarse de que lo que tienen delante es una propuesta con un alto potencial. Imagen cortesía de Shutterstock
Comentarios