En este país donde todo tiene dos nombres, los oficiales y los que la sociedad le otorga erróneamente a las profesiones -que dignamente se logran con esfuerzo y dedicación de estudio-, es muy común darle el título de maestros a los educandos, cuando en realidad lo correcto es profesores, porque profesan un conocimiento. El título de Maestro debe dársele solo a quien ha cursado una maestría, este es un grado académico que no puede reducirse a ser otorgado a cualquiera que no entienda la ética como la base principal de su función. Otro caso curioso es el otorgado a los médicos, a estos hombres y mujeres es muy común llamarlos doctores y encontramos otro gran error, Doctor solo puede llamársele a quien ha logrado cumplir con el requisito de trabajo y dedicación de un Doctorado, grado más alto en la academia y nada fácil de lograr, porque representa horas de sacrificio de vida, amor, familia y suspiros en líneas y líneas de una tesis que solo se puede conseguir entregando la vida misma. Otro oficio que cumple 57 años de festejarse en el país de mis amores es el de locutor, hombres y mujeres han dado sus mejores años de vida a este trabajo que no puede dejarse de reconocer y que engloba muchas habilidades desde su origen. Cualquiera que quiera ser parte de “La radio” (erróneamente confundido con El radio), debe saber muy bien de ventas, de publicidad, estrategias y sobre cómo hacer entender al anunciante que detrás de 20 segundos de una gran producción, está el éxito o fracaso de una marca. Sobre la mentada y tan mencionada licencia de locutor, en México no existe como tal; lo que tenemos es un certificado que expide la Secretaria de Educación Pública que hasta la llegada de Salinas De Gortari se conseguía a través de un examen; ahora solo es necesario la carta del director de una estación o radiodifusora para que ésta sea entregada a quien la solicite. Sin embargo, en este país insistimos en llamar a las cosas de otra manera, que más allá de engrandecer solo crea posiciones falsas y mensajes incorrectos. Urge llamar a los hombres y mujeres por lo que han logrado para que nosotros mismos, como mexicanos, valoremos lo que sabemos y hemos aprendido. Aquel que apenas hace un volante no puede ser llamado diseñador o los profesionales de la publicidad no pueden ser vistos como simplemente hacedores de comerciales. P. D. Este país se llama Estados Unidos Mexicanos. Imagen cortesía de iStock
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