Los famosos ‘guide lines’ se han convertido en el verdugo de todos los diseñadores y publicistas. En nuestros tiempos la realidad se combina en pensar una idea, bajarla, diseñarla, presupuestarla, pulirla, prepararla y venderla, lanzándonos al vacío, confiando en nuestro trabajo y sometiéndonos a los tiempos requeridos por el cliente… Uno de los principales problemas de los colombianos, que dejamos todo para última hora, como dicen muchos de los compatriotas que sufren pagando impuestos hasta el último día permitido, o los que van de afán en uno de los tantos trancones de la cuidad faltando 5 minutos para la hora de llegada. Es un mal de todos, eso sí, respondemos por lo que nos comprometemos y le metemos “la ficha” a lo que hacemos. Volviendo a lo del tiempo, todo se convierte en una cadena, y en BTL por ejemplo, se acortan los tiempos por la falta de decisión de algunos de los implicados. El tiempo es nuestro verdugo porque sí o sí debemos entregar algo que cumpla con las famosas 3B’s: bueno, bonito y barato. Nuestra religión se fortalece y empezamos a rogar porque todo salga bien, porque se nos ocurra una idea digna de un premio y porque nuestras manos se sincronicen con el computador para “imprimir” la idea lo más exacta posible a como nos la imaginamos. Los nervios nos invaden y empezamos a dudar, aquí es cuando un buen director creativo y un excelente equipo se unen para dar la batalla y luchar por mantener la idea original y darnos ánimos para “blindar” la idea por todos los lados y convertirla en un potente submarino capaz de recibir millones de litros de agua y no dejar filtrar ni una sola gota. Empezamos a montarla y nos vamos enamorando de ella, tanto que hasta nos llenamos de seguridad y hacemos globos pensando en nuestro premio, apuntándole a lo más alto. De pronto llega el ejecutivo y nos baja de la nube, pidiéndonos todo para ya porque debemos presentarlo. Llega la hora de entrega y la energía está por el piso, pero el ánimo sigue en la cima. El cliente hace caras, sonríe, niega con la cabeza, frunce los labios y termina aplaudiendo. ¡Nos compraron la idea! Y empieza Cristo a padecer… La ejecución se convierte en un karma, los guide lines se hacen notar aún más y la idea no termina siendo 100% de lo que era originalmente. En conclusión Aprendamos a respirar y veamos el tiempo a nuestro favor, el camino es el que hace más divertida la vida y para eso estamos aquí, para ser felices con lo que hacemos. 😀 Imagen cortesía de iStock
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