Entre el auge de la revolución tecnológica y el de la pobreza en muchas zonas de Latinoamérica, los que estamos justo en el medio hemos podido ver el papel que están cumpliendo las redes sociales ante una problemática real. La creciente situación irregular en materia económica, social y política en nuestros países (a pesar de que nos separan como sociedad), de alguna manera nos está uniendo pero a través de las necesidades y es ahí donde las redes sociales han jugado el papel unificador. Venezuela, mi país, sufre actualmente de una de las peores épocas de escasez en diversos rubros, entre ellos de alimentos, medicinas, repuestos y pare de contar, sin embargo, las personas han comenzado a formar vínculos online para así organizarse y poder ayudarse unos a otros para diferentes fines. En mi trabajo como periodista digital para un medio tradicional impreso, constantemente me corresponde monitorear geográficamente las tendencias en la región donde tiene cobertura el diario y es más que notable el uso de Twitter y Facebook como principales motores de detección de productos. La difusión del mensaje es más clara si se usa un hashtag #ServicioPúblico o #SíSePuede son algunas etiquetas creadas por comunidades venezolanas en Twitter, con la finalidad de solicitar/donar/ayudar en materia de salud a quien esté interesado. A raíz de esta necesidad, importantes empresas farmacéuticas en Venezuela han facilitado a través de sus sitios web o sus redes sociales, un servicio de atención al cliente para que el usuario sepa en qué sucursal puede encontrar lo que necesita y si lo que busca está disponible o no. La creación de “grupos” crece Muchos hemos pensado en que Facebook ya no es lo que solía ser, y es que cada vez que inicio sesión en mi cuenta veo fotos, pero de productos de gente que los cambia por otros o pidiendo información de donde conseguirlos. Son incontables los grupos “anti revendedores” que básicamente se dedican a cambiar productos en forma de trueques para no pagarles demás a los temidos bachaqueros (bachaqueros fue un término que le dieron a los revendedores que acaparan productos escasos que luego los venden con hasta 200% de sobreprecio). Estos grupos también han contribuido a la creación de comisiones comunitarias, dedicadas a denunciar a las personas que incurren en el delito de sobrevalorar productos marcados con “precios regulados” por el gobierno. Lo visual también contribuye En el caso de Instagram la situación no es ajena, diferentes redes de apoyo animal se han valido de la parte visual de la plataforma, para pedir colaboraciones monetarias, de alimentos, de hogar temporal y hasta de recolección de tapas plásticas para el reciclaje solo como forma de ayuda para estas organizaciones que con la crisis y la insuficiencia, no han dejado su labor de ayudar a tan nobles animalitos. Asimismo, les ha abierto las puertas para que voluntarios (como mi familia, que alberga animalitos temporalmente hasta que consigan quien los adopte), compañías (como las grandes marcas de alimentos que colaboran en dotación alimentaria) y hasta celebridades, contribuyan de la manera que puedan para lograr sostener dichas redes de apoyo en la actual escasez. Aunque siempre hablamos del manejo de las redes sociales en nuestras campañas y estrategias de marketing, la realidad de un país demuestra que dichas plataformas han contribuido al consumidor a adaptar su contexto al entorno digital, en otras circunstancias un RT solo contaría como interacción, pero es esta realidad un RT puede salvar una vida. Imagen por iStock
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