El término ‘Dropshipping’ en nuestro diccionario puede parecernos un poco confuso o totalmente desconocido. La idea que se encierra en ésta palabra es en realidad muy simple, e incluso no muy novedosa ya que ha existido bajo el disfraz del comercio tradicional con la figura de un “intermediario”. El e- commerce ha tenido un notable crecimiento en los últimos años, y para el 2015 se espera llegar a más de 54 millones de usuarios en Internet, de los cuales, uno de cada tres realizará al menos una compra online cada mes. Las proyecciones a futuro son mucho más alentadoras y se prevé que el e-commerce en México crecerá un 14.5% en el 2015 y un 10% para 2016. México es el segundo pilar más importante de Latinoamérica en materia de comercio electrónico. El dropshipping es una variante del e- commerce. Es el método mediante el cual, cuando realizas una venta de un producto o servicio de un tercero mediante una página web propia, es tu mayorista o tu proveedor quien se encarga del almacenaje y stock de la mercancía, y del envío de esta en tu nombre, sin incluir información suya propia. Este método de trabajo se ha constituido como uno de los más eficaces y convenientes para los propietarios de tiendas en línea, ya que no se necesita almacenar ningún producto y se puede trabajar desde cualquier sitio simplemente con un ordenador y una conexión a internet. Se puede decir a grandes rasgos que si consigues obtener entre un 20 y un 30% de beneficio neto sobre el precio normal del producto, el negocio empieza a ser rentable. Todo depende claro está de que producto se trate y de su capacidad de generar ventas. En general las grandes cadenas multinacionales con servicio de dropshipping, suelen ofrecer unos márgenes de beneficio muy bajos, lo cual solo puede ser compensado por un volumen de ventas elevado para que resulte redituable. Uno de los problemas que se puede presentar al iniciar un dropshipping es cuando hay que competir con nuestro proveedor en la web. En ese caso hay que tener mucho cuidado, ya que muy posiblemente no vamos a poder competir con sus precios y nos va a quitar toda nuestra clientela. Esto es frecuente si lo que se venden son productos de marca. Recuerda que tú eres el cliente del proveedor que uses (por ejemplo, paquetería) y que tu trabajo es también sustancioso, por lo cual, encargarte de que haya tráfico en ella y de que los usuarios compren los productos es una labor muy importante y de tiempo completo. Además debes atender todo el proceso mercadológico y publicitario que sigue a la venta para asegurarte de que todo va bien y que tus clientes están satisfechos. En caso de que no sea así, tú eres el que tiene que dar la cara ante el cliente. Sin duda, para los soñadores mercadólogos, uno de los principales alicientes de tener tu negocio online es no tener que dar cuentas a nadie, y si tienes que pagar a alguien cada mes una cuota y además vender sus productos, pierdes lo mejor que tiene trabajar en internet: la libertad (y el dinero). Dicho esto, si tu inversión inicial no alberga la posibilidad de poder contratar a alguien que te haga la tienda online, o manejar el dropshipping puedes elegir alguna opción de tienda virtual con pago mes a mes, pero te aconsejo que sea de las que solo te cobran por la tienda y que los productos para vender los pongas tú habiendo hecho una pequeña investigación de mercado sobre la demanda y la competencia del producto o servicio para evitar vender tiempo y dinero.
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