Cuando le contamos a un amigo sobre alguna situación que estamos enfrentando, vemos su cara transformarse y con tono incrédulo pregunta: “¿cómo te metiste en ese lío?”. La mayoría de veces, no logramos saber en qué punto se descarriló la cosa y somos los primeros sorprendidos de que no saliera como esperábamos. Quizá encontremos el modo de armar una explicación, pero la cuestión es no sabemos de cierto por qué o cómo pasó. Supongamos ahora que el amigo no es un amigo, digamos que es… nuestro jefe. Sí, el gesto y el tono es algo que nos preocupa, y no podemos improvisar explicaciones sino que debemos encontrar causas y soluciones para remediar una situación con un cliente o con otra área de la empresa. Sin importar de qué tema se trate, es necesario tener tres ideas en mente:
- Pensar las explicaciones desde las circunstancias y no desde las personas. Cuando hablamos de cómo sucedieron los hechos y evitamos señalar a personas específicas el ambiente se vuelve más positivo. ¡Ojo! No significa evadir la responsabilidad que nos toca.
- Hacer que la solución dependa lo más posible de nosotros. Casi siempre buscamos esquivar la responsabilidad de arreglar el desorden, sin embargo, puede ser la ocasión para mostrar nuestra capacidad de respuesta y sentido de urgencia.
- Ser creativos. La manera en que presentamos las cosas influye mucho en cómo son percibidas por otras personas. Si le decimos al jefe que nos encontramos con una situación inesperada y enseguida le informamos que hallamos el modo de aprovecharla para dar un nuevo enfoque al proyecto, entonces, lo que parecía un problema se convierte en oportunidad.
Utilizar los grandes y pequeños líos en que nos metemos para lucir nuestros talentos y capacidades es algo que impresionará a nuestros compañeros y al jefe. Imagina por un momento que un actor que olvida su diálogo en medio de una obra teatral: en lugar de quedarse mudo y con cara angustiada, usa su conocimiento de la obra y el personaje para crear su propio guion sobre la marcha. La mayoría del público quizá nunca se entere del olvido, en cambio, el director y los otros actores admirarán la forma en que sorteó la dificultad y su calidad profesional para completar satisfactoriamente la función. ¿Me explico? Personalmente, estas ideas me han servido para salir bien librada de algunos imprevistos, ¿crees que sean de utilidad para ti? AUTOR Zeida Marcela Suárez F. Apasionada de los temas de desarrollo humano, psicóloga, trainer y speaker, dedicada a ayudar a otros a descubrir y cumplir su misión vital. La música, los libros y los atardeceres son los cómplices perfectos en mi viaje por este mundo lleno de secretos invisibles para los ojos y visibles para el espíritu. Las palabras son mi don y la escritura mi destino. Imagen cortesía de iStock
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