Hace unos años estaban de moda los anuncios cargados de símbolos eróticos y guiños al sexo. Se desataba la polémica cuando en un anuncio la modelo de turno llevaba un escote más amplio de lo considerado decente o una minifalda excesivamente corta. La nueva tendencia es otra, se llama Sadvertising y se basa en algo tan simple como la empatía, nuestra capacidad de emocionarnos con aquello que percibimos; son lágrimas que venden. La situación actual de crisis económica (especialmente en países como España) favorece el uso de este tipo de recursos emocionales para crear vínculos con el cliente. Basta ver las campañas navideñas de Campofrío en los últimos años. En las navidades de 2012 el spot se titulaba “El curriculum de todos“ y volvía a ser una reunión de los cómicos más conocidos del panorama español, aunque esta vez en lugar de homenajear a Miguel Gila se dedican a redactar el curriculum vitae de los españoles. El payaso Fofito (Alfonso Aragón) mecanografía el documento con aportaciones de unos y otros entre los que destacan frases como: “no te olvides de los jóvenes, exportamos la generación mejor preparada de la historia“… y la chica que arrastra una maleta vuelve para apostillar: “pero volveremos“. El tema de los desahucios por impago de hipotecas también aparece para terminar con la frase lapidaria: “Que nada ni nadie nos quite nuestra manera de disfrutar de la vida“. La misma frase cerraba la campaña de 2013 titulada “Hazte extranjero“ en alusión al fenómeno que a muchos como a mí nos ha llevado más allá de las fronteras que nos vieron nacer. Protagonizado por Chus Lampreave parodia los estereotipos de las otras naciones terminando con la frase: “Uno puede irse, pero no hacerse“. Por si a alguno aún le quedaban lágrimas que llorar llegó la campaña de 2014; “Bombería“, centrada en el incendio que asoló la fábrica de Campofrío en Burgos a finales de noviembre. El tiempo dirá si el Sadvertising resulta rentable. Y vosotros ¿Qué pensáis? Imagen cortesía de iStock
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