Las agencias de publicidad están destinadas a fracasar en su intento de ¨conectar con la gente¨. No es posible que un Vinestar o un Tweestar o cualquiera que termine en star tenga más influencia en el publico que las marcas. Sí así es, un adolescente con su smartphone y sin idea de estrategias de comunicación logra conectar más con la gente que todas nuestras aplicaciones, campañas, diseños o pautas ¨multimillonarias¨ juntas. Seamos sinceros, las agencias perdieron el rumbo, dejaron de hacer campañas para la gente y las empezaron a realizar para ganar premios y mantenerse en el top of mind de nuestro gremio, o lo que es peor para satisfacer a un cliente y no a sus consumidores. Buscan su inspiración en campañas ganadoras de Cannes y dejaron de salir a caminar, de platicar con la gente, de escuchar y de observar, dejaron de ser humanos para volverse seres mecánicos. Si funcionó en Europa o USA y ganó premios no significa que funcionará de igual forma en México. Eso a lo que le llaman ¨target¨ son ustedes, su familia, sus amigos o sus compañeros de autobús. No son números y no debemos pretender conocerlos por estadísticas, ya que como todos sabemos somos seres en constante cambio y es más fácil entender a los consumidores platicando con ellos, que preguntándoles qué hacer para que compren nuestros productos. Es momento de darle un giro drástico a la búsqueda de ese insight pasando más tiempo en investigación de campo y menos recorriendo sitios web publicitarios. Hay que pensar en el qué y después en el cómo, la tecnología debe empoderar a la creatividad y no ser sólo un recurso forzado en nuestras ideas. Cuando aprendamos a observar y no sólo a ver estaremos haciendo realmente publicidad. AUTOR Cristian Rodriguez Decaro Soy un fotógrafo amateur que gusta de plasmar la realidad pero también de exagerarla, tengo un negocio propio haciendo paninis y ensaladas llamado Yepa Yepa Yepa y en mi tiempo libre hago publicidad. Cada año viajo a un país distinto porque me gusta sorprenderme, no quiero perder esa habilidad ya que cuando lo dejas de hacer, la vida pierde un poco el sentido. Cuando viajas se te va la noción del tiempo, bueno, no es que desaparezca, simplemente no importa. Y hasta una parada de autobús se vuelve increíble, caminar por las calles se vuelve sorprendente y probar nuevos platillos resulta inolvidable. Les seré sincero, los paninis siempre se me queman, pero la publicidad me queda en su punto. Imagen cortesía de iStock
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