En esta era de la democratización de la información y el empoderamiento por medio de redes sociales, tecnologías, apps, smartphones y miles de opciones para el usuario; una de las voces que más resuena es la de la olvidada responsabilidad ambiental de las empresas. Un tema que, mucho tiempo, fue uno de los factores clave para la mercadotecnia, desde el street marketing hasta activaciones por medio de “milagros” creativos que apuntaban hacia “cuidar el mundo en el que vivimos”. Este mensaje ya es bastante claro, y la necesidad al direccionarnos hacia el camino correcto, también. Pero, tras los constantes cambios en los procesos de innovación ambiental, ¿cuál es el actual modelo a seguir? ¿Cuál es la nueva dirección en cuanto a estrategias y qué implican? Este lugar nuevo para el desarrollo e innovación para el marketing y la publicidad (para el impulso de una empresa o una marca sustentable) puede sonar utópica; lejos de esto, es una práctica que ya tiene grandes cambios sociales, como el surgimiento de la herramienta del design thinking, una metodología de resolución de problemas que se caracteriza por su enfoque tridimensional. Esto ayuda a la comprensión profunda de las necesidades de la empresa/marca y crea soluciones viables en las que la racionalidad es uno de los principales ejes. En el design thinking las capacidades como la creatividad, empatía y la apertura importan tanto como la técnica. Este proceso es sumamente versátil y puede aplicarse a cualquier tipo de empresa, cualquier tipo de campaña y a cualquier tipo de cliente. El proceso y las técnicas medibles, se diseñan en función de la pregunta y su alcance ¿Qué quiero lograr? La herramienta del design thinking se ha vuelto tan poderosa en países europeos o en Estados Unidos que la revista Bussiness Week le dedico un artículo (2009) en donde se muestra la forma en que la usan algunos gigantes como General Electric, Procter & Gamble y Philips Y es que, pensando más allá del bien social, o el bien para el mundo que nos rodea, debemos respondernos ante el cómo mantener a una empresa haciendo el “bien” – o el menor mal posible- al mundo por medio de la inteligencia sustentable. Definitivamente, éste y más enfoques en cuestiones mercadológicas, servirían para sostener una actitud de búsqueda, de prueba y error y de mudarnos de paradigma. Los problemas relativos al medio ambiente y a la sustentabilidad (la zona verde que todos queremos salvar) suelen ser bastante complejos, sin embargo, ahora la adaptabilidad será no cansarse de buscar soluciones una y otra vez. Hacer que una estrategia ambiental, funcione. Está claro el cambio en el que el consumidor se encuentra actualmente, sin embargo, existe una mayor responsabilidad a la hora en la que éste elige a las marcas, concurre menos ingenuidad en cuanto a reducir el impacto negativo tanto en lo ambiental como en lo social. Es un factor clave como asesor, consultor, director, creativo y completamente como marca, dar los primeros pasos haciendo las preguntas correctas que arrojen la verdad a la luz, en cuestiones sustentables o no. Se trata de escuchar a las personas que utilizan los productos o servicios que ofrecen las marcas, entender de qué manera esta relación puede aportar valor y de qué manera puedo guiarme hacia un bien social. Existe para todo reto, por lo menos un camino que ya está señalado. Imagen cortesía de iStock
Comentarios