La experiencia con las redes sociales nos ha demostrado que, en cuestión de seguidores, más no es necesariamente mejor.
También se ha tendido a confundir los conceptos de popularidad con influencia.
Ser popular puede entenderse como tener miles o millones de seguidores -a lo clan Kardashian-, un ejército de gente de todo el mundo que no quiere perderse un minuto de la vida de sus nuevos ídolos. Sin embargo, ser popular no significa ser influyente.
Recordemos que, ante todo, las redes sociales son cercanía y al final del día lo que queremos es que esa cercanía sea real.
En una campaña de marketing digital se busca que una marca se acerque a su target de una manera natural, orgánica, y que los recursos que se pongan en esos esfuerzos permitan una interacción con quienes comparten los valores de esa marca.
Para lograr ese objetivo, los influencers y microinfluencers, es decir, las personas que tienen poder de prescripción sobre un grupo sin importar su tamaño, han demostrado ser un recurso sumamente valioso.
Sin embargo, cegados por el mito de la “gran audiencia”, muchos influencers se han dejado llevar por la tentación de comprar seguidores para lucir más atractivos de cara a las campañas de marketing digital, lo cual, sabemos ya, no se traduce en engagement ni tampoco conduce a ventas.
Desde el punto de vista de la marca, contar con influencers que han inflado sus números con seguidores falsos no sólo no es beneficioso sino puede que puede resultar hasta perjudicial, porque en el tema de los influencers , la credibilidad es fundamental.
Pero, ¿qué hacer si se quiere implementar una campaña digital con influencers y no se quiere caer en la trampa de contar con aquellos que han comprado los seguidores falsos?
Una excelente opción es trabajar con una plataforma automatizada de influencers.
Estas plataformas tienen las herramientas para identificar la calidad del influencer. Así, gracias al análisis de la información de los influencers que se unen a ellas pueden analizar datos de sus seguidores como sexo, edad, localización, o si se trata de bots.
También son capaces de detectar un aumento dramático de seguidores de manera repentina, lo cual se puede deber a una compra de seguidores, o analizar el engagement rate de sus posts. Si la plataforma encuentra datos fraudulentos pueden hasta bloquear a esos supuestos influencers.
Estas plataformas pueden depurar los influencers cuyo mensaje y relación con su audiencia se alinea con los objetivos de la marca y darnos una opción más variada que combine tanto influencers como microinfluencers que, con menores números, tienen mejores relaciones con una audiencia más nicho.
Lo bueno es que las marcas son hoy más conscientes de la importancia de unirse a prescriptores que tengan una audiencia real. Para este propósito, trabajar con una herramienta que respalde la inversión con datos ayuda a profesionalizar el creciente marketing de influencers y hacer de él un ecosistema más transparente y efectivo.
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