Es un secreto a voces que los publicistas hablamos entre nosotros. Contrario a los caballeros, nosotros sí tenemos memoria y puedo asegurar que nadie cuenta las hazañas logradas al cliente que a todo decía que sí. En cambio, relatamos en tomos de una o cuatro cervezas, la epopeya de hacer feliz al cliente difícil, aquel tan experto y propio de su marca, que para verlo sonriente fue necesario realizar un trabajo espectacular.
Traigo a mención este tema porque bastan 5 minutos de scrolling para ver cómo las marcas naufragan en las redes sociales. La necesidad de estar al alcance del consumidor, ha llenado nuestros timelines de marcas chicas y grandes con contenido a granel, sin mayor relevancia o coherencia con los valores que representa su logo. El problema es que, de no cortar con esta situación nos enfrentaremos con usuarios más indiferentes y reacios a escuchar nuestro mensaje.
Hoy en día se encuentra de todo, desde grandes agencias, que bajo el respaldo de un nombre, maquilan contenido para 70 cuentas, hasta nuevas agencias de 1 o 2 creativos que buscan la rentabilidad con base en cantidad. Esta inconsistencia en la oferta ha creado el desorden que vemos hoy, por ello necesitamos ese liderazgo corporativo que ayude a purgar el mercado y devolver la credibilidad a las marcas. De manera que sobrevivan los que compartan el expertise del cliente sin importar el abolengo o tamaño.
Para ello propongo que vuelva la épica, que los clientes difíciles invadan y conquisten el entorno digital. Necesitamos clientes más confiados en el medio, que sepan que el mundo digital va más allá del Facebook. Clientes que entiendan la importancia y las oportunidades del medio, que no lo vean como una extensión más de sus esfuerzos tradicionales. Que sean de aquellos que preguntan, cuestionan y exigen, en lugar de otorgar en silencio.
Si bien en su momento fue útil, ya no podemos continuar maquillando las métricas con pasatiempos o promociones; es tiempo que prevalezca la estrategia. Con clientes que se involucren de lleno en las matrices, que conozcan las limitaciones de las cifras a alcanzar y puedan exigir contenido más relevante, real y resonante. De manera que los usuarios ya no sean subestimados y puedan interactuar con la marca más allá del “detén el gif y comparte”.
Les comparto este caso, de la agencia Double Digit de Costa Rica:
GATORADE – BAM 1 from Double Digit on Vimeo.
Ese video deja entrever que detrás de la agencia, hay un cliente exigente que supo hacerle frente a la verdad: los usuarios no quieren conversar con tu marca. Para lograr atraerlos, basta con apostarle a la estrategia y a las ideas, de manera que se le gane el pulso a las métricas sin caer en ventajismos de las tendencias actuales.
Se buscan clientes difíciles porque las marcas requieren la visión detallista y orientación estratégica, que solo un cliente escéptico y experto es capaz de brindar. Se buscan clientes inconformes, que nos ayuden a curar el reciente tedio al brindar.
AUTOR
Gerardo Gómez
Lloro al final de las películas y aplaudo las buenas ideas.
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