Primero un poco de contexto, en plena época navideña se desató una tormenta mediática en Italia cuando se anunció que la reconocida influencer italiana Chiara Ferragni estaba bajo investigación por fiscales tras las controvertidas ventas de pasteles navideños (pandoros) que serían destinadas a donaciones y que llevaban su logotipo, pues al final no hubo donación por parte de la empresa pastelera.
Con 29.5 millones de seguidores en Instagram, Ferragni ya fue multada con 1 millón de euros el mes pasado por la autoridad antimonopolio de Italia. La acusación sostiene que su empresa indujo a los consumidores a comprar creyendo que las ventas de los pandoros Balocco con su marca resultarían en una contribución caritativa a un hospital en Turín. Dichos panes, cuyo precio normal es de 3.7 euros fueron vendidos por 9 euros.
La investigación, liderada por el fiscal de Milán Eugenio Fusco, se extiende también a Alessandra Balocco, la directora de la empresa de pasteles. Ambas figuras enfrentan cargos de presunta estafa agravada. La noticia ha desatado un debate sobre la relación entre los influencers y los productos que promocionan, especialmente cuando se vinculan alegaciones de donaciones caritativas.
Ferragni, quien inició su carrera como bloguera de moda y luego diversificó su presencia en la industria, desde la venta de ropa hasta su participación en la junta directiva del grupo de moda de lujo Tod’s, se disculpó públicamente. Además, en un video de Instagram el mes pasado, admitió falta de supervisión en las comunicaciones relacionadas con las ventas de los pandoros de la marca Balocco y anunció que ya no vinculará el trabajo benéfico con actividades comerciales.
La influencer también expresó su disposición a cooperar con las autoridades y aclarar los detalles del asunto. “Estoy tranquila porque siempre he actuado de buena fe y estoy segura de que esto surgirá de la investigación en curso”, declaró. La influencer también prometió una donación de 1 millón de euros al Hospital Regina Margherita en Turín para respaldar su disculpa, sin embargo, desafiará la multa impuesta por la agencia antimonopolio.
La situación llevó a una revisión más amplia de las regulaciones en torno a los influencers en Italia. Y a día de hoy, la autoridad de comunicaciones AGCOM aprobó nuevas normas destinadas a mejorar la transparencia en las publicaciones en redes sociales realizadas por celebridades con grandes audiencias en línea. Estas reglas se aplicarán inicialmente a los influencers que publiquen en italiano y trabajen con marcas italianas que tengan más de 1 millón de seguidores.
Una regulación más estricta, aunque puede ser percibida inicialmente como un obstáculo para los influencers, también ofrece beneficios significativos. Por un lado, protege al público de posibles engaños al garantizar que las promociones y afirmaciones benéficas sean transparentes y verificables, evitando así fraudes.
Por otro lado, brinda a los propios influencers una capa de protección contra empresas que buscan aprovecharse de su popularidad sin asumir responsabilidad ética, pues más allá de la duda de si la chica estaba consciente de en qué estaba participando, cuando las negociaciones de este tipo no son vigiladas y correctamente presentadas para ambas partes, surge la problemática de a quién señalar como responsable cuando algo sale mal.
Estas regulaciones pretenden elevar los estándares éticos en la industria de los influencers y promover la confianza del público en las colaboraciones entre influencers y marcas, contribuyendo así a la integridad y la sostenibilidad a largo plazo de este sector en constante evolución.
Comentarios