En los últimos años, las personas han iniciado un profundo proceso de reflexión que declina en un desencanto con la profesión o el puesto de trabajo. Términos como gran renuncia o renuncia silenciosa inundan los análisis sobre el futuro del trabajo. La realidad es que cada vez es más difícil captar a los profesionales adecuados, más difícil conseguir su compromiso y más difícil impulsar la transformación cultural que, por otro lado, exige la transformación de negocio y digital que viven la mayoría de las organizaciones.
Los retos del talento han pasado a ocupar un lugar cada vez más importante dentro de las organizaciones. Asistimos a un cambio de paradigma en el que ya no son las empresas las que eligen personas sino las personas las que eligen empresas. Y lo hacen cuando las escogen como lugar para trabajar, pero también todos los días que se levantan y se comprometen con su trabajo diario.
La creatividad no es algo que tenga una persona, sino que emerge de la interacción entre los individuos y, por tanto, una acción que, en todo momento, es relacional. Y como tal se convierte en una herramienta muy poderosa dentro de los departamentos de Recursos Humanos.
La siguiente lista aporta las claves para lograr aplicar la creatividad en la gestión de talento:
- Singularidad: Abraza tu realidad. La creatividad no es un proceso lineal. Y no todas las personas la trabajamos o llegamos a ella de la misma manera. Pero sí hay algo que podemos señalar: para que la creatividad realmente transforme las relaciones entre las personas, en especial con nuestro talento, debemos impulsar una búsqueda obsesiva de nuestra propia singularidad, para abrazarla y aceptarla.
- Radicalidad: Llévala al extremo. La radicalidad nos lleva a no limitar el poder de las ideas, a no quedarnos a mitad de camino. Palabras como flexibilidad, autonomía, conciliación, innovación y desarrollo profesional son conceptos que caben en muchas organizaciones. Si no nos diferencia, no sirve. La radicalidad nos ayuda a salir de estos espacios comunes y elevarlos a conceptos mucho más interesantes que tenga un impacto real en nuestra relación con el talento.
- Conoce a tu talento: La importancia del contexto y la empatía. Como hemos adelantado en la introducción, asistimos a un cambio de paradigma en el ámbito de los recursos humanos. En un contexto en el que las tasas de rotación de las compañías no paran de crecer, en el que el compromiso de los empleados está en mínimos históricos y en el que existe un gran desajuste entre las necesidades de captación y la capacidad de atraer talento de las organizaciones, el poder en la toma de decisiones ha virado de las empresas a los profesionales. Son las personas las que eligen a la empresa. Podemos decir que los procesos de selección tal como los conocíamos han desaparecido y nos encontramos ante procesos de mutuo conocimiento.
- La magia del insight. Este profundo conocimiento de nuestro talento y nuestro contexto deberá darnos el marco para trabajar en lo que nosotros llamamos la “magia del insight”. Leo Burnett, uno de los empresarios más destacados del sector de la publicidad, afirmaba que “un insight debe ser algo que la gente no sabía que sabía de sí misma”. Es decir, un insight es una oportunidad de conectar emocionalmente con las personas desde una mirada mucho más cercana. Por lo tanto, el insight no sólo es un dato, sino una intuición que conecta con la realidad. Tampoco es una nueva información, sino una reinterpretación de la información que hace que las personas vean algo como nunca lo habían visto. Un insight es una visión que sorprende y que no podemos negar.
- Encuentra tu oportunidad singular. Más importante que encontrar el insight es decidir lo que hacemos con él. El desafío está en conectar el punto en común entre las compañías y sus profesionales actuales o futuros:“¿qué es lo que buscan y qué puedo ofrecerles?”. Se trata de generar una lista de preguntas provocativas que comienzan con esta estructura. Esta técnica ayuda a descubrir ideas innovadoras, porque favorece el pensamiento lateral y el descubrimiento de soluciones que no se habían probado hasta ahora.
- Evita la complejidad innecesaria. La importancia de la sencillez radica en que lo que es simple es fácil de recordar, de adaptar y de mantener. Porque la complejidad es desorden, es contradicción. Lo complejo nos genera incertidumbre y, casi siempre, desinterés y abandono.
- Piensa en los stoppers de tu día a día. Entre los stoppers más frecuentes para aplicar la creatividad en proyectos de talento se encuentran la falta de tiempo, la cultura de la compañía, la desconexión con las inquietudes y/o intereses de los profesionales y la ausencia de un mensaje claro. Esta última barrera es muy común, porque frecuentemente se intentan comunicar demasiadas cosas en lugar de poner foco en aquello que realmente aporta valor diferencial.
Tal como hemos visto, la creatividad es un proceso. Un proceso que parte de nuestra experiencia y nuestro conocimiento y atraviesa todo lo que hacemos.
Hace unos meses, un artículo publicado por la Harvard Business Review destacaba los beneficios de la creatividad en los negocios de la siguiente forma: la creatividad acompaña a la innovación, incrementa la productividad, favorece la capacidad de adaptación y es necesaria para el crecimiento. En un momento tan retador como el que vivimos, ¿a qué esperamos para aplicarla también a los recursos humanos?
Comentarios