En tiempos actuales donde otro año llega a su fin y culmina una década, el mundo experimenta una singular revolución del pensamiento. Las plataformas sociales digitales hacen que cada voz por minúscula que parezca, logre un eco masivo. Tanto en lo personal como en lo colectivo, los actos de protesta por defender ideologías cobran gran importancia en el desarrollo de la sociedad y preservar la esperanza del cambio.
Sin importar la doctrina o religión que cada individuo adopte en su vida, lo cierto es que desarrollamos vínculos relacionales con todo lo que nos rodea y así sortear las dificultades que se nos presentan. Todos tenemos alguien o algo en qué creer y el vehículo de dicha relación que sirve de motivador es conocido como fe. Esa sensación de confianza, que aunque no está sustentada en pruebas científicas, nos brinda seguridad emocional para la búsqueda y el descubrimiento.
Debido a que creer es un acto auténticamente humano que involucra aspectos de pensamiento abstracto, la mayoría de nosotros relacionamos la fe con creencias religiosas o divinas, mas no por ello inexistentes.
Aunque la fe religiosa tiene sus fundamentos en manifestaciones espirituales, su práctica puede ser aprovechada en cualquier proceso. Ciertas religiones como el Budismo o el Cristianismo definen la fe como “una determinación de lograr las metas personales” o “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. En el atletismo por ejemplo, es bien sabido que los competidores utilizan la fe en sí mismos o en algún ente imaginario para impulsarse al triunfo.
Ya hemos comentado antes que el proceso creativo no se limita a la expresión artística, sino que está a la disposición de la búsqueda de soluciones. Entonces…¿cómo interviene la fe en el proceso creativo?
Hace algún tiempo, escribí acerca de motivación creativa y cómo nos ayuda a saciar un deseo. Muchos elementos como la inspiración, la disciplina o la persistencia, ayudan en el proceso de encontrar respuestas y la fe es un factor crucial en ésto.
Sentirnos motivados por medio de la fe implica deseos intrínsecos o extrínsecos que nos orientan hacia un fin determinado; son impulsos que nos mueven y ayudan a tomar acciones relacionadas con la voluntad y el interés. La fe está sumamente vinculada a la creatividad y al aprendizaje.
Todos hemos experimentado algún deadline que no nos deja dormir y en nuestra profesión de creativos publicitarios existe la imagen utópica de la inspiración proveniente de las musas, que bajarán a seducirnos y harán todo el trabajo por nosotros. Error. Lo anterior no es fe sino dejarlo a la suerte. Descanzar de manera absoluta en el azar es una práctica perversa que no ayuda. Muchas personas evaden la elección y buscan todas las respuestas en esta “magia” pero sin asumir la responsabilidad de sus desiciones.
Recuerda, la fe puede ser una fuerza que alimente tu imaginación para visualizarte iluminado, pero es obligatorio que sea acompañada de desiciones determinadas. Identifica patrones de tus experiencias anteriores, divide el proceso en pequeñas acciones, trabaja por incentivos honestos o rodéate de entornos inspiradores que fomenten tu creatividad.
Ya sea que utilices la fe para aprender a montar una bicicleta, despejar una fórmula matemática o lograr la solución a la problemática social, ten presente que todos tenemos diferentes motivadores que nos ayudan a creer. Luchemos por nuestros ideales, persistamos y aprendamos cosas nuevas que nos impulsen a pensar más alto, más lejos, más grande. Fe-lices fiestas.
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