Las habilidades que se desarrollan dentro de los equipos afectan a todos los miembros de una organización porque incrementan la productividad de manera adecuada en cada uno de los sectores en donde las personas desarrollan sus tareas. Incentivarlas es una de las mejores formas de potenciar ese norte que es la misión de la empresa.
Aunque en algunas circunstancias los jefes de área y los ejecutivos parecen olvidar el aspecto emocional de la productividad y su impacto, en ella es evidente que lo tiene.
Estos cinco puntos te ayudarán a llevar a tu equipo al siguiente nivel:
- Empatía
Del terreno de la psicología de las organizaciones hemos aprendido la importancia del reconocerles a las personas una dimensión emocional que implica la capacidad de posicionarnos en el lugar del otro para entender que pueden suceder problemas de todo tipo que afecten el desempeño de alguien en la organización.
Tener empatía es, simplemente, tener la capacidad de poder pensar y razonar desde las circunstancias del otro, aunque en el caso que nos compete, desde las funciones del otro para darle el espacio suficiente como para que pueda realizar su labor de la mejor manera posible, sin que sienta una innecesaria presión extra.
- Comunicación
Como habrás notado, la empatía no es un concepto abstracto, es también una forma de comunicación. Cuanto más empático y consciente estemos acerca de la situación y antecedentes de un miembro de nuestro equipo, mejores posibilidades tendremos para establecer una comunicación que sea fluida, directa y contenedora.
Sin buscar que te transformes en el psicólogo de alguien, aquí estamos hablando de que un buen equipo se potencia a sí mismo incorporando y reconociendo el aspecto emocional humano básico, pero enfocándonos siempre en el objetivo que tenemos, como integrantes de la empresa. Las personas hacen mejor su trabajo cuando tienen un pequeño espacio de contención que comienza con la buena comunicación pues eso, además, habla de la confianza hacia los otros miembros del team.
- Oportunidad de participar
Evita opacar las posibilidades de los miembros de un equipo. Además de la empatía, el siguiente paso para que un equipo se halle en una posición de constante crecimiento y productividad, es poder otorgarle a cada miembro voz y voto. Un ejemplo práctico cotidiano: si tenemos una reunión y estás decidiendo algo que es importante y sabes que tu postura es la mejor, no hace falta hacerle sentir al otro que sus razones son erradas. Esto sólo conseguirá que se sienta disminuido, con pocas ganas de participar, incluso herido. Si quieres que cada persona tenga la sensación de ser escuchado puedes usar la mejor técnica que existe: las preguntas: “Y usted Rodríguez, ¿qué opina de esto?”. Independientemente de la respuesta le agradecemos su punto de vista y así con cada miembro para que todos puedan compartir el sentimiento de participación.
- Escucha activa
Aquí se trata de una forma de atención al dialogo en donde buscarás de inferir lo que el otro te quiere decir, pero al mismo tiempo lo respetarás sin juzgarlo, aunque tengas la última palabra. Escuchar activamente es escuchar el porqué de fondo.
Un ejemplo que suele suceder en los equipos donde las personas sienten que no son escuchadas es que cuando alguien participa, no se retoma lo que dijo, y se lo deja pasar. O peor aún, se ataca su argumento sin entender por qué lo explicó de esa manera.
El pago por escuchar atentamente lo que alguien nos quiere decir realmente se podría resumir como un tipo de “salario emocional”, porque tiene un valor distinto al monetario y, a la vez, mucho más redituable en el tiempo para aquellos que lo comparten.
- Foco de equipo como un Norte claro
Las personas dentro de los equipos no son islas, aunque sean especialistas. El abogado de la empresa no puede desconocer lo que piensa el contador, ni el gerente de ventas puede desconocer la opinión de los técnicos. Cuando pasa esto las personas empiezan a sentir malestar porque sienten que no respetan sus responsabilidades ni sus límites y, comienzan a dis-funcionar como equipo, además de perder el foco del sentido de trabajar en equipo.
El liderazgo de las personas que tienen mayor consciencia de lo que pasa es también un componente que, con la asistencia de otros, potenciará el éxito de la empresa como un todo conformado por pequeños equipos altamente eficaces. Ése es el salario emocional con el que se paga la productividad y la lealtad del equipo.
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