¿El cliente piensa igual que nosotros? o ¿es todo lo contrario y su forma de ver la realidad es diferente a la del creativo? Veamos, en general existen dos tipos de clientes, los que saben lo que quieren y los que no. Partamos de ahí para entender estos cuestionamientos: Los clientes que saben lo que quieren, ven una realidad diferente que nosotros no vemos de inicio. Conocen muy bien a su audiencia, conocen sus necesidades y tienen una visión de lo que puede funcionar, son estrategas… representan el vínculo más directo con su público meta. Saben comunicar sus ideas de manera clara, haciendo más fácil para el diseñador entender, pulir y proyectar esas ideas para configurar el proyecto. Por otro lado, el cliente que “no sabe lo que quiere” no es que no sepa, lo que busca en el creativo es una especie de guía… busca LA PROPUESTA (así en singular) porque confía en nosotros. Él también ve una realidad distinta. Y por supuesto que también piensa diferente a nosotros, ellos tienen una mente emprendedora, la única diferencia es que quizá les resulte difícil expresar sus ideas. Pero para eso estamos la gama de creativos, para ir deshilvanando y materializando esa necesidad que el cliente no había detectado, justo porque no conocía bien a su audiencia. Los diseñadores tenemos esas dos miradas, la estratega y la emprendedora, tenemos un pensamiento holístico. Por eso podemos empatar con estos dos tipos de clientes. El punto es que seamos mediadores para reconocer que el cliente debe pensar diferente a nosotros, y efectivamente, a veces no saben objetivar su necesidad, por eso nos necesita. Pero también nosotros no debemos ignorar sus argumentos solo porque “somos los expertos”. Ojo, no se trata de obedecer ciegamente a la empresa o al cliente, se trata de proponer y encontrar el punto medio en la solución conforme a la necesidad del proyecto. Creo que lo importante cuando no empatan las perspectivas, es que ambas partes tengamos una actitud flexible. Es ahí donde nuestro trabajo empieza, porque como diseñadores debemos mostrar seguridad y confianza frente al cliente (no importa que tipo de cliente sea). Esto servirá para que se convenza por sí mismo que juntos construiremos la mejor solución a su problema, claro, integrando un consenso de ideas que se sustenten de función y sentido. Ellos como clientes esperan un resultado óptimo, así que debemos trabajar ese pensamiento crítico, y de análisis sobre todo para ofrecer un diagnóstico certero, principalmente si la idea del diseño no es muy clara. ¡Vaya! apoyarnos cliente-diseñador, en verdad eso siempre funciona. Me despido, soy Erika, ustedes ¿qué opinan? ¡Hasta la próxima!
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