En la pintura de Rafael Sanzio, La Escuela de Atenas, destacan al centro las figuras de Platón y Aristóteles, seguidores de uno de los más grandes pensadores y filósofos de la antigua Grecia, Sócrates; quien aparece a la izquierda del retrato con Esquines seguramente hablando del alma o la belleza. Sócrates decía que el alma (psique), era aquello en virtud de lo cual se nos designa como sabios o ignorantes; y asumiendo esa postura de “no saber nada”, interrogaba a la gente para luego poner en evidencia la incongruencia de sus afirmaciones; a esto se le denominó “ironía socrática” o “método socrático”. El método del ateniense se basaba en la dialéctica; preguntas de un interlocutor a otro, tratando de demostrar quién tiene la verdad acerca de su propio punto de vista. Esta práctica era una demostración lógica para la búsqueda de nuevas ideas, muy parecida al proceso creativo que a su vez también busca soluciones a problemas de una manera original. Ambos fenómenos del pensamiento utilizan el cuestionamiento de conceptos ya establecidos y así crear otros nuevos. Pero ¿cómo podríamos aplicar este recurso al proceso creativo? Preguntándonos a nosotros mismos, encontraremos diferentes puntos de vista de cómo definir el problema, con preguntas retóricas para acceder cada vez a un pensamiento más profundo mediante interrogantes analíticas. Por ejemplo, si buscamos solucionar el problema del sistema educativo de un país. Las preguntas básicas para comenzar serían: ¿Por qué es importante la educación? ¿Acaso la educación no es importante para el desarrollo del individuo? ¿Quién es la gente educada? ¿Qué es la ignorancia? ¿Garantiza la educación el conocimiento? ¿Qué beneficio o pérdida tendría un gobierno al no ofrecer a su población educación de calidad?¿Buscamos ser educados? ¿Qué es calidad educativa? ¿Se puede vivir sin ella? ¿Cómo trasciende en el ser? Éstas y otras preguntas serían necesarias para entender la magnitud del dilema y de esa manera solucionar mejor un problema concreto. El siguiente paso del diálogo sería la mayéutica, esto es ayudar a sacar desde dentro de la psique aquello que el interlocutor sabe, pero ignora saber. Una vez delimitado el problema, podríamos pasar al proceso de creación y proponer las posibles soluciones. La primera fase del proceso sería el análisis del reto al que nos enfrentamos y el entorno en el cual queremos generar ideas creativas. Lo siguiente sería la generación de ideas o fase divergente, donde es considerable no establecer ningún juicio o precepto que castre el pensamiento imaginativo; mientras más ideas se obtengan, mejor será el proceso de destilación de las mismas. Lo último es la valoración y selección de las ideas, también llamada fase convergente, donde se seleccionan las mejores y ahora sí, se utilizan criterios tanto subjetivos como objetivos para valorar, clasificar y filtrar las dominantes. Si este proceso no llega a una disolución convincente, entonces como el mismo Sócrates lo planteó, no seríamos iluminados por la belleza (o una idea) que es el fin propio del aprendizaje y tendríamos que comenzar de nuevo. El Método Socrático es un recurso de pensamiento crítico ante el problema, en el cual podremos formular mejores preguntas que nos ayuden a darle vida a nuestra idea. Para comenzar:
- Formula preguntas más críticas, analíticas y disruptivas; y adopta una postura ignorante sin prejuicios
- Busca el conocimiento a través del diálogo con otros o contigo
- Encuentra la iluminación del entendimiento mediante preguntas, respuestas, debate y conclusión
Si indagamos en el problema hasta decodificarlo por medio de hondos cuestionamientos, quizá encontremos la respuesta a esa pregunta que seguimos buscando.
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