El contexto, la comunicación y la libertad para que fluya el imaginario colectivo generan el mejor caldo de cultivo para la creatividad. La relación con otras personas alimenta la innovación. Cuantos más individuos se relacionen entre sí, mayor será el intercambio de ideas y, por ende, más creativas serán estas personas. Porque ya sabemos que no creamos solos ni encerrados en una habitación y porque la zona fértil para la germinación de las buenas ideas es la intersección entre tus ideas y las mías. La creatividad no ocurre cuando estamos aislados, sino cuando provocamos interacción con los elementos del contexto donde queremos generar ideas. Sucede, y esto también lo sabemos, que en ciertas ocasiones nos comportamos de manera cerrada, devanándonos los sesos buscando la solución a un problema desde una sola perspectiva o desde la base de nuestro sistema de creencias. Se trata de dar pelea y vencer a la fijación cognitiva, que es una tendencia a ver un problema desde un único ángulo. Por ejemplo, en el hundimiento del Titanic parece que nadie vio al iceberg como un lugar de salvamento, ya que generalmente se lo concibe como algo que destruye barcos. La fijación cognitiva afecta de manera directa al potencial creativo perjudicando la motivación intrínseca, favoreciendo la aparición del fantasma de la frustración y coartando la expansión y sinergia grupal. No es raro que a veces nos topemos con un muro mental. Que nos sintamos inspirados para hacer poco más que nada. El deseo de procrastinar es normal, no te preocupes. Lo bueno es detectar el síntoma para dar con el buen diagnostico a tiempo, porque todos sabemos a qué conduce eso de posponer las cosas… Con estos cinco sencillos consejos verás como tu motivación no se te escapará. Al fin dejarás de perseguir tus metas para ir a la par y superarlas.
- Alcanza el flujo
Encuentra el punto donde la dificultad de tu tarea y tus habilidades coincidan en el punto más alto.
- Planea tu día en la noche
Crea, esta noche, una lista de las actividades que tienes que hacer mañana. La lista te familiariza con lo que tienes que hacer al día siguiente y también te ordena y organiza para evitar distracciones.
- Visualiza tus metas
¿Para qué haces lo que haces? Ayúdate con imágenes u objetos que te recuerden diariamente que estás trabajando para lograr algo. «Hazlo por ella» se leía en un cartel que Homero Simpson tenía en su puesto de trabajo. De eso se trata.
- Reformula tu proceso
Si te quedas atascado en una tarea o sientes que no tienes salida en un problema, pregúntate: ¿es esta la única manera de hacerlo? ¿qué pasaría si…?
- Celebra tus logros
Finaliza tu día revisando mentalmente las cosas de las cuales estás orgulloso y date una palmada en la espalda. Es fácil agobiarse por lo que falta hacer pero reconocer lo realizado es un aventón para mantenerte firme en el camino (y espantar al agobio). Recuerda que las personas más capaces de hacer algo son las que han sabido ser los principales artífices de su desarrollo.
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